Ciudad del Vaticano, 26 Jun. 09 (AICA)
Card. Andrea Cordero Lanza di Montezémolo, arcipreste de la basílica de San Pablo Extramuros
El cardenal Andrea Cordero Lanza di Montezémolo, arcipreste de la basílica papal de San Pablo Extramuros y Pier Carlo Visconti, delegado para la administración de esa basílica, informaron sobre la clausura del Año Paulino.
El cardenal recordó que el Año Paulino nació como un «año temático», con dos motivos fundamentales: «dar a conocer mejor y meditar el riquísimo mensaje del Apóstol de las Gentes en sus escritos que, a menudo son difíciles y poco conocidos o interpretados mal» y «desarrollar varios programas de dimensión ecuménica, o sea poner en marcha cada vez más con las Comunidades Cristianas no católicas todos los actos de oración, estudio y cultura que se pueden llevar a cabo juntos mejor que solos».
A lo largo del Año Paulino, inaugurado por el Papa el 28 de junio de 2008, la basílica recibió a decenas de miles de peregrinos. «Baste pensar que sólo en la jornada del 1 de mayo se registró una afluencia de 18.000 personas -dijo el purpurado- y estas últimas semanas vinieron más de diez mil cada día».
Entre los acontecimientos eclesiales de este año, el cardenal citó entre otros «la apertura del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, que el Papa llevó a cabo el pasado mes de octubre en la basílica de San Pablo», la «Sinaxis celebrada por todos los patriarcas de las Iglesias Ortodoxas en Constantinopla, a la que siguió un congreso expresamente Paulino» o «las visitas de los patriarcas con amplias delegaciones de Iglesias Orientales, católicas y no católicas».
En general, «en la Iglesia de Roma, pero sobre todo en las diversas Iglesias locales, la celebración del segundo milenio del nacimiento del apóstol se percibió como un nuevo estímulo y dio una motivación más decidida para la evangelización. Esa exigencia se advirtió también en las Iglesias Ortodoxas y en muchas otras Comunidades Cristianas de cara al compromiso común en el recorrido de recomposición de la unidad de los cristianos».
Por lo que respecta a la basílica papal, con ocasión del Año Paulino «se abrió un pasaje en el antiguo muro de ladrillos del siglo V, que debajo del altar papal circunda la tumba de Pablo, para que los peregrinos pudieran ver uno de los lados del gran sarcófago de mármol, nunca abierto hasta la fecha, que recoge desde hace veinte siglos sus restos». Además, el templo fue escenario de conciertos de música religiosa y de diversas iniciativas culturales.
«El Año Paulino concluye -dijo el cardenal-, pero el gran fervor de iniciativas pastorales, de catequesis, de promoción cultural están destinadas a continuar y a ser muy seguidas tanto en ámbito local como en todos los continentes. La Puerta Paulina seguirá abierta, la llama paulina encendida por el Santo Padre al inicio del año temático seguirá encendida en el cuadripórtico para recordar a todos los peregrinos la riqueza y la profundidad de la Palabra de Dios transmitida por el Apóstol de las Gentes».
Por último, el arcipreste de San Pablo Extramuros señaló que precisamente en estos días, «con motivo de la clausura del Año Paulino, el Santo Padre ha enviado siete delegaciones pontificias, presididas por un cardenal, a los siete lugares particularmente ligados con el apóstol: Tierra Santa, Damasco, Tarso, Chipre, Atenas, Malta y Líbano».+
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