¡Nosotros a lo nuestro!
Por razones que se alejan mucho de nuestra tarea, la evangelización, nos hemos convertido por unos días en la parroquia más conocida de España, y desde luego de Majadahonda. No creo que haya un vecino de esta ciudad que no sepa dónde se encuentra este «barracón». Sin embargo, nosotros no estamos para salir en los medios; aunque era lógico dada la gravedad de la situación. Este es el momento de trabajar, de seguir adelante, de arrimar el hombro. La parroquia tiene sus tareas, la evangelización, el apostolado, la catequesis, las familias, los niños y los jóvenes, la caridad. Todas ellas necesarias en un mundo como el de hoy, y en un lugar como este. Por ello se erigió esta parroquia, por ello debemos sacarla adelante. Por eso os invito desde aquí a trabajar, a sostener, a cuidar este lugar y a hacer algo grande de él. No mediático, sino grande por su santidad, por la vida espiritual que en esta parroquia debe vivirse, por la gente que a ella acudís a encontraros con el Señor, siempre en la comunión de la Iglesia.
Nosotros a lo nuestro. Es hora de olvidar lo sucedido y de seguir con nuestras tareas, que no se han interrumpido. La investigación seguirá y sin duda llegará a buen puerto y la justicia actuará. Eso es lo que espero y lo que vosotros habéis transmitido estos días, pero ya no depende de nosotros. Gracias a todos por vuestros comentarios, por vuestras palabras, por todo. Pero como nos recordará San Pablo el Domingo XVI del Tiempo Ordinario Cristo ha derribado el muro del odio, haciendo un hombre nuevo (Ef 2, 13-18). Desde esta parroquia perdonamos a los que nos ofenden y rezamos por ellos. Es a estas personas a las que debemos mostrar, con calma, que el Señor de la vida, el Buen Pastor no les deja fuera, que ha venido también para eliminar el odio que les llevó a actuar como lo hicieron.
Os pido que recéis por ellos, para que reciban los dones de la gracia de Dios. Y recemos también por nosotros, para que seamos mejores testigos de Jesucristo. Pudimos salir ardiendo, pero Sta. Genoveva nos protegió. Eso ya no importa, ahora debemos arder interiormente y encendernos de fe, esperanza y caridad, perseverando fielmente en el cumplimiento de la ley de Dios. Sólo así podremos perdonar y ser verdaderos, auténticos testigos de Cristo. Por último, también os pido que recéis por mi. El profeta Jeremías nos advierte que el mundo necesita buenos pastores, para que ninguna oveja se pierda (Jr 23, 1-6). El auténtico Pastor es Jesucristo. Por razones obvias estos días he tenido que ser protagonista, pero los protagonistas de todo sois vosotros, los que hacéis de esta parroquia lo que es una comunidad viva que crece en el amor a Dios y a la Iglesia y en el servicio a los hombres. Os pido perdón si en algo no he actuado estos días como buen pastor, por la tensión, los medios o la razón que sea, ahora seguimos en la tarea. Hagamos de Dios el auténtico protagonista de nuestra vida.
El Domingo 19 os espero en esta casa, que es la del Señor y la vuestra. En todas las misas daremos gracias a Dios y como cada día lo recibiremos y rezaremos juntos como es nuestra costumbre. Pero sin duda este Domingo será especial, podremos mostrar lo que somos y cómo vivimos nuestra fe. La presencia de cada uno será como cada día importante enseñando que a pesar de las amenazas vivimos con la libertad que Dios nos dio. Juan Pablo II nos dijo una vez que no tuviésemos miedo, que abriésemos nuestras puertas a Cristo. Mañana abriremos las puertas de la parroquia a todos los que, sin distinción, quieran celebrar aquí su fe y encontrarse con Cristo. Es hora de dar testimonio y de recordar que a partir de ahora y como siempre ¡Nosotros a lo nuestro!