(Desde El Cañamelar, Valencia). Aprovechando el inicio del Jubileo Extraordinario de Santa María del Mar por ese 600 aniversario de la llegada de Cristo Crucificado a las aguas del Mar Mediterráneo queremos hacernos eco de este poema que ha sido publicado en el boletín semanal ‘Vilanova Maris’ y cuya dirección pertenece a la pluma de Antonio Díaz Tortajada, el actual párroco de esta Comunidad eclesial que tiene en Santa María, bajo la advocación de La Asunción, su Imagen Titular.
Que la parroquia sea Templo Jubilar conlleva un trabajo extra para los dos sacerdotes que trabajan a diario en el templo: Antonio Díaz Tortajada y Olbier Antonio Hernández Carbonell. Antonio, tras consultar con Olbier -porque esto sí que tiene Antonio- creó las llamadas ‘Misas del Jubileo’. Misa que se realizarán todos los viernes, a las 12 del mediodía en la Capilla de la Eucaristía. Con ello ese día se amplia en una, las dos Misas que existen a diario: 9 y 19:30 horas por lo que ante una mayor oferta puede haber una mas fluida asistencia de fieles.
Antonio al crear esta Misa Jubilar piensa «en todos y cada uno de los que habitualmente vienen a diario a Misa pero también en los que no son habituales y ese horario les puede ir bien. Además, antes de iniciar la Misa se reza el ‘Regina Coeli’, ahora en Pascua, y después el Ángelus por lo que, de alguna manera, nos ponemos a los pies de María para poder ganar las indulgencias que conlleva este Jubileo siempre que se cumpla la normativa que exige el Vaticano para estos casos: la confesión, la comunión, la ‘Oración Oficial del Jubileo Cristológico’, el Padrenuestro por las intenciones del Papa y la permanencia, en oración personal, ante el Santísimo Sacramento en la Capilla de la Eucaristía.
Les dejo ahora con el poema al que antes hemos hecho referencia
A LA CRUZ DE PRIMAVERA
De tu dolor, del tiempo amanecido,
de una palabra ardiente que encendía;
de las entrañas puras de María
y del amor hasta la esencia herido;
desde tu cuerpo tres veces caído
y la noche oscura de la sangre mía,
devuelves con tu cruz a la armonía
este mundo que nace en tu alarido;
este mundo que abarcas con tu abrazo
y limpias con tu muerte de tristeza,
este miedo a vivir esta tibieza
que florece en tu árbol cual si fiera
hontanar para siempre en tu regazo
colgando de tu cruz mi primavera.