Oración de la Estrella
¿Dónde vas inquieta y misteriosa, estrella de Belén?
¿Por qué tu resplandor ilumina a los que tienen fe
y deja como están, a los que cerraron
sus ojos al asombro?
¿Por qué, cuando más te necesitamos,
te escondes detrás de las nubes,
y nos dejas en la incertidumbre?
Estrella, que expresas mensajes de adoración y convocatoria:
¿Hacia qué destino despunta el centro de tus destellos?
¿Quién es el autor de tu aparición repentina?
¿Por qué, en la noche, juegas a disimularte
y asomas cuando, el peligro,
se aleja del que te quiere seguir?
Tú, estrella divina, nos ayudas a descubrir
el corazón de Dios que late en un portal;
a postrarnos ante Aquél que,
siendo Dios, se hace hombre;
a ofrecer, entre miserias y debilidades,
la fortuna de nuestra fe.
Eres, estrella celeste, manifestación de un Dios
que guía al hombre hasta Jesús;
sendero por el que caminan los que elevan
sus ojos hacia el Creador;
luz para todo aquel, que viviendo en la oscuridad,
busca nitidez para su fe.
Eres, estrella que cruza el inmenso cielo,
dedo que señala al rey que todos esperan.
Eres, estrella que parpadea con guiño de Dios,
veleta que nos revela al rey humilde y oculto,
real, universal, rompiendo y saltando
las fronteras que los hombres vamos levantando.
Estrella de Belén, eres signo de un acontecimiento;
llamado a ser universal;
eres tutor que lleva a un Dios escondido.
¡Párate, detente estrella divina y veloz!
Queremos vislumbrar, ya desde ahora,
a Aquél que profetas y reyes, ángeles
y pastores anunciaron y adoraron.
Gracias, Señor,
ya no necesitamos más estrellas,
pues, bien sabemos, que cuando hay LUZ
la LUZ ya no tiene estrellas.
Y, Tú, Señor, eres luz que apaga y esconde
todas las demás estrellas.
Amén.
P. Javier Leoz
Evangelio del día 7 de enero con el Padre Guillermo Serra
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