Jóvenes familias presentan 25 bebés a la Virgen de Torreciudad
Torreciudad (Huesca), 16.- Desde sus orígenes hace más de nueve siglos, Torreciudad ha puesto de manifiesto el protagonismo de las familias cristianas en el cariño a la Virgen María. En el siglo XI alzaron la ermita en honor a Nuestra Señora de Torreciudad a orillas del río Cinca y difundieron su devoción por los alrededores. La festividad de esta advocación mariana altoaragonesa se celebra el domingo posterior a la solemnidad de la Asunción de la Virgen, y en ese día revive una de sus tradiciones más entrañables: el pesaje y presentación de niños nacidos en el último año.
En esta ocasión participaron familias veraneantes en la zona procedentes de Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Zaragoza, Pamplona, Córdoba y Bélgica. También estuvieron representadas las cercanas poblaciones de El Grado, Artasona y Barbastro. En total 25 bebés, 16 niños y 9 niñas, con edades que iban desde los 15 días de vida de Begoña, de Madrid, hasta los doce meses y un día de Ariadna, de El Grado. Familiares y amigos acompañaron a los padres y a una abundante chiquillería a lo largo de una jornada con agradable climatología.
El nuevo rector del santuario, mons. Javier Cremades, celebró la misa con la que daban comienzo los actos y en la que cantó la soprano barbastrense Ruth Repáraz. En la homilía Cremades subrayó el carácter festivo del evento: “María está feliz con sus hijos, muy contenta en este día de fiesta familiar. Desde hace más de nueve siglos recibe en este lugar el cariño y la petición de protección de los vecinos de estas tierras. Felicidades Madre, y ayúdanos a querer con locura el fruto bendito de tu vientre, Jesús”.
Al término de la eucaristía las familias asistentes caminaron en procesión rezando el Rosario hasta la antigua ermita por el sendero de los Dolores y Gozos de San José. Llevaban la imagen peregrina de la Virgen de Torreciudad, copia exacta de la original, adornada con flores y colocada sobre unas andas de madera. Pudieron verse algunos vistosos trajes regionales aragoneses. Al llegar tuvo lugar el tradicional Canto de los Gozos de la Virgen de Torreciudad y una ofrenda de productos de la tierra.
Después, y según indica la costumbre, el rector fue introduciendo a los bebés en una canasta de mimbre colocada en uno de los brazos de la antigua balanza, forjada en hierro y puesta bajo uno de los arcos del porche para la ocasión. Los padres hacían el ofrecimiento de la niña o el niño a la Virgen e igualaban el peso de la criatura poniendo productos de sus lugares de origen.
Este año la antigua balanza pesó sandías, melones, aceite y vino del Somontano, tomate rosa de Barbastro, legumbres, un jamón y diversos productos de las huertas cercanas. La familia del santero o santera que vivía en la ermita recibía antiguamente estas ofrendas para su propia manutención. En la actualidad se distribuye entre familias necesitadas de la zona. Tras el pesaje de los bebés, se entregó a los padres un recordatorio impreso con la fecha del ofrecimiento y una medalla de la Virgen de Torreciudad, y se les pidió un correo electrónico para enviarles las fotografías del acto.
A continuación se procedió al popular reparto de “La Caridad”, piezas de torta elaborada en el horno de Secastilla (municipio al que pertenece el santuario) y vino ofrecido por Bodegas Obergo servido en porrones. Algunas jotas aragonesas y canciones dedicadas a la Virgen entonadas por los asistentes cerraron los actos del día.