DOMINGO Iº DE CUARESMA
PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Queridos hermanos, el miércoles pasado, con el rito de la ceniza, hemos comenzado un nuevo camino cuaresmal. Se abre ante nosotros un nueva Cuaresma, «tiempo fuerte», tiempo de amor, limosna, autocontrol y conversión, en el que Dios nos concede una gracia especial para fortalecernos en la lucha que debe llevarnos a una conversión profunda de nuestras vidas, y la meta de este tiempo es la mañana de Pascua, cuando el sepulcro de Cristo aparezca vacío, porque Él ya ha resucitado. Pero antes hemos de pasar por la experiencia dolorosa –siempre lo es—de la muerte de Cristo en la Cruz.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
La Palabra del Señor hoy nos llama imperiosamente a volver a Él, a librarnos del apego a todo aquello que pudiera anteponerse a Dios. Y nos manifiesta que este es un camino de verdadera lucha, pero también es un camino de victoria. «Los cristianos están invitados en él a la conversión, combatiendo contra toda forma de egoísmo y dejándose reconciliar con el amor misericordioso del Padre.»
1ª. LECTURA: (Dt 26, 1-2. 4-10) (Ver texto)
Ya en el Antiguo Testamento, Moisés haciéndole ver al pueblo elegido las maravillas obradas por Dios, le manda adorarlo sólo a Él por encima de todo.
SALMO RESP.:
(90, 1-2. 10-15) (Ver texto)
R. En el peligro, Señor, estás conmigo.
2ª. LECTURA: (Rm 10, 5-13) (Ver texto)
Pablo es bien claro: la profesión de fe del creyente en Cristo, es la que lo llevará a la salvación.
EVANGELIO: (Lc 4, 1-13) (Ver texto)
En el Evangelio vemos cómo el Espíritu empuja a Jesús al desierto, donde es colocado en la situación de guerra entre el bien y el mal que definirá toda su actuación mesiánica.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Queridos hermanos y hermanas, pidiendo que el Espíritu de Dios esté en nosotros para renovar verdaderamente nuestro camino, oremos a nuestro Padre pidiendo por toda la Iglesia y por todos los hombres.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
«SEÑOR, DANOS FUERZA EN LA TENTACIÓN»
v Padre, porque queremos recibir en nuestro corazón el mensaje de salvación de la Iglesia, renovando nuestro compromiso de lucha, de opción; nuestro compromiso de fidelidad cristiana contigo, encaminado a vivir en toda su riqueza y su esplendor el misterio central de nuestra salvación, te pedimos…
v Padre, porque queremos hacer de nuestra Iglesia diocesana una comunidad cristiana, fundada en un mutuo compromiso de amor y fidelidad entre Tú y nosotros, que viva intensamente el camino cuaresmal, acogiendo la Buena Noticia de tu Hijo, te pedimos…
v Padre, porque queremos que el mundo, tomando conciencia de la corrupción en que vive, y el plan sistemático para fabricar leyes que van en contra de la dignidad de la persona o de la misma vida, escuche el llamado de tu Hijo y se convierta verdaderamente en Reino de Dios, te pedimos…
v Padre, porque no queremos ser de los que olvidan el dolor de tantos hermanos que sufren y su dolor es también hoy el de tu Hijo en la cruz, y seamos para ellos la imagen de tu providencia que no los abandona, te pedimos…
v Padre, porque queremos que toda nuestra comunidad, tomando conciencia sobre cómo vivimos nuestra vida, y que el mundo que nos rodea necesita de personas, que vivan realmente aquello que dicen creer, seamos coherentes en nuestras vidas con la fe que profesamos, te pedimos…
CELEBRANTE:
Padre todopoderoso, concédenos que las celebraciones y penitencias de este tiempo cuaresmal, nos ayuden a una verdadera conversión de nuestras vidas, para poder así vivir en mayor plenitud el misterio Pascual de tu Hijo, que es Dios y contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Presentemos ahora, sobre la mesa del altar, nuestra disposición a abrirnos al Reino de Dios que está en nosotros y nuestro compromiso de hacerlo crecer, en nuestras vidas, cada día.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de «El Señor esté con vosotros»)
Elevemos nuestro canto de acción de gracias a Dios, que sale a nuestro encuentro en esta Eucaristía, para renovar su alianza con nosotros en la Sangre de su Hijo.
COMUNIÓN:
El Señor nos invita a todos a participar de su Cuerpo y Sangre, para alimentar nuestra fe, aumentar nuestra esperanza y reforzar nuestra caridad, enseñándonos a sentir hambre de este Pan de Vida.
DESPEDIDA:
Hemos iniciado un camino de lucha que conduce a la victoria; un camino que pasa por la Cruz: Dios se ha dejado clavar en una cruz, para no negar jamás el abrazo de reconciliación a los que quieran volver hasta Él y pedir perdón de sus pecados… Debemos volver arrepentidos hasta Cristo que, con los brazos abiertos en una postura permanente de acogida y perdón, nos espera deseoso de ayudarnos a comenzar de nuevo en la lucha de cada día.