16 de Abril – Nuestros sentidos – Pascua
Nos quedamos en lo externo, en la envoltura,
en aquello que nos dicen; y no intentamos
ir más allá, descubrir, conocer, explorar…
Decimos tener los ojos bien abiertos y constantemente
nos vamos estrellando o dejamos escapar tesoros
que teníamos a nuestro lado; porque no fuimos
capaces de descubrirlos, aún habiéndolos tenido
al alcance de las manos…
No reconocemos nuestra ceguera interior y nos cuesta
aceptar que otro nos muestre el camino, porque creemos
tener la razón, ser los dueños absolutos de la verdad,
y testigos de lo que es en realidad único y bello…
Vemos lo que queremos ver o lo que más
nos conviene, pero no logramos descubrir la grandeza
que otros en su alma tienen…
Y qué decir de nuestros oídos; somos sordos
a tantas cosas, y hay muchos que buscan quién les sepa
escuchar; pasamos desapercibidos las voces que claman
y gritan desde lo más profundo del alma, lo que sienten
y lo que quieren expresar… queremos oír lo que mal
se dice, para luego quererlo proclamar…
Hablamos más de la cuenta, qué difícil es aprender
a callar, cuando se puede evitar una discusión
o se lanzan palabras que hieren o hacen tanto mal…
Dios nos ha dado dos ojos, dos oídos y una boca,
para que aprendamos a ver más allá, a escuchar
lo que dice el alma y hablar solo cuando sea necesario
hablar, ya sea para aconsejar, consolar u orar…
El olfato nos ayuda a ser precavidos, a oler, olfatear
situaciones, estar seguro de los pasos que vamos a dar…
Nuestro tacto nos permite sentir, tocar, palpar,
acariciar, construir, trabajar… para no olvidar nunca
nuestra humanidad y la de los demás; y ser
transformadores del mundo en el que hemos de habitar…
Esos son nuestros sentidos, otro toque de la perfección
de Dios, que en el hombre y la mujer quiso dejar, quizás
hay quienes carecen de uno de ellos, pero desarrollan
aún más, aquel que le permita vivir y experimentar
el amor del Padre eterno que la vida nos quiso regalar…
Es hora de aprender a utilizar al máximo nuestros sentidos,
no sea que los tengamos dormidos y cuando queramos
realmente hacerlo, sea demasiado tarde y lo más valioso
lo hayamos perdido…