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Guión Domingo XV del Tiempo ordinario

DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO

PREPARACIÓN: 

Antes de la salida del celebrante

Nos encontramos nuevamente reunidos en el nombre del Señor, en este domingo décimo quinto del tiempo durante el año, y hoy también el Señor nos invita a escuchar su palabra, la que nos presentará el mensaje fundamental de la Ley Antigua, que Jesucristo nos explicará con nuevas palabras.

AMBIENTACIÓN: 

Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

El Señor es hoy bien claro: debemos amarlo con todo nuestro ser, ya que Él es nuestro único Dios, Creador y Padre; amor que nos implica también amar a nuestro prójimo, ya que es imposible amar a Dios si no amamos verdaderamente al hombre, que es hijo de Dios. Nos invita a descubrirlo en todo hombre que se acerca a nosotros y nos necesita. Hoy nos muestra el camino del amor invitándonos a recorrerlo como único camino hacia Él.

1ª. LECTURA:  (Dt 30, 9-14)        (Ver texto)

Ya en el Antiguo Testamento Dios es bien claro y terminante: los mandamientos, que se sintetizan en el amor, son el fundamento de nuestra relación con Él.

SALMO RESP.:     (68, 14. 17. 30-31. 36-37   (Ver texto)

                    R.   Busquen al Señor y vivirán.

2ª. LECTURA:    (Col 1, 15-20)    (Ver texto)

El Apóstol nos dice que Cristo es por quien todo fue hecho; es el principio y el fin de todo lo creado; Él es la definitiva y total Alianza de Dios con el hombre.

EVANGELIO:   (Lc 10, 25-37)      (Ver texto)

En la parábola que ahora vamos a escuchar, Jesús nos enseña claramente la aplicación concreta del gran mandamiento del amor.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Queridos hermanos, que el mandamiento cristiano fundamental, el del amor a Dios y al prójimo, inspire hoy esta oración que elevamos al Dios del amor pidiendo por todos los hombres, nuestros hermanos.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

«PADRE, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN»

v Padre, te pedimos por la Santa Iglesia, para que siempre, en todas sus actividades, sea esa casa acogedora, esa posada abierta a todos, donde es posible encontrar la medicina material o espiritual que el enfermo necesita,  oremos…

v Señor, te pedimos por el Santo Padre y nuestro Obispo, para que sean un permanente ejemplo que nos ayude a formar una Iglesia diocesana en la que hagamos realidad el mandato del amor: que no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y en verdad, oremos..

v Dios nuestro, te pedimos para que todos los hombres del mundo escuchen en lo profundo de su corazón, el mensaje de tu Hijo, y así los pueblos puedan reencontrarse yvivir en la concordia y en la paz, oremos…

v Dios rico en misericordia, te pedimos por tantos hermanos nuestros que sufren, que están solos, que han sido marginados, para que sientan el amor de tu mano providente, en la generosa y solidaria ayuda que prestemos a su situación, oremos…

v Señor, te pedimos por toda nuestra comunidad, para que nos esforcemos por avivar nuestra piedad, superar los odios, perdonar las injurias, vencer todo rencor y división, amando al prójimo como Cristo nos amó, oremos…

CELEBRANTE:

Padre, acércanos más y más a tu Reino por el camino del amor a ti, único Dios vivo y verdadero, y a nuestro prójimo, según el mandamiento que hiciste escuchar al pueblo de Israel y que en su Evangelio nos renovó tu Hijo, Jesucristo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Pongamos ahora, sobre el altar, nuestra ofrenda de un amor sincero y total a Dios, por sobre todas las cosas, y un amor como el de su Hijo por nosotros, hacia cada uno de nuestros hermanos.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:

Al iniciarse el Prefacio (antes de «El Señor esté con vosotros»)

Por este sacramento, Jesucristo renueva sobre este altar el sacrificio de la cruz. Unámonos, por la acción de gracias, a nuestro único Sacerdote, que vive siempre ante el Padre y está presente entre nosotros para interceder por todos los creyentes.

COMUNIÓN:

De una vez para siempre Cristo nos redimió en el sacrificio de la cruz. Ahora, por la renovación de este sacrificio, participamos en la comunión del Cuerpo entregado por nosotros y de la Sangre que nos salva de nuestros pecados.

DESPEDIDA:

La celebración de hoy nos ha ayudado a descubrir que todo hombre, todos los hombres, son nuestro prójimo, sin distinción de razas o colores, sin afinidades de carne y sangre, sin consideraciones de dinero o posición social. Esta es la gran dimensión cristiana que debemos vivir de verdad, cada día.

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