CICLO DE CINE EN VALORES. II Edición

Hace un año que este ayuntamiento se planteó la manera de transmitir a la ciudadanía la importancia de una serie de valores éticos que nos hicieran recapacitar sobre el estado actual de los mismos, sus sombras y sus luces, sus ausencias y sus presencias. Seguimos pensando que la capacidad comunicativa del cine en la transmisión del conocimiento allanaría un terreno árido y difícil, que esta capacidad nos permitiría acercarnos a muchos sectores del público, independientemente de su edad y formación.

Tras el éxito obtenido en el primer ciclo, empezamos este segundo con la ilusión por lo que esa primera edición supuso de reflexión sobre todo en los más jóvenes, en la formación de un espíritu crítico a través de contenidos audiovisuales, analizando contenidos de películas, personajes, descubriendo los valores del filme y su aplicación a la vida diaria.

Este año hemos optado por una modalidad cinematográfica más amable, casi todas las proyecciones conjugan el humor con unas situaciones complicadas y difíciles en las que la vida nos pone algunas veces.

Nuestra programación es la siguiente:
13 de febrero de 2012
10,30 hs.: Cine fórum de La vida es bella dirigido a los IES
20,30 hs.: Proyección y posterior debate sobre la película La vida es bella.

14 de febrero de 2012
17,00 hs.: Cine fórum de La vida es bella dirigido al alumnado de Educación Permanente de Adultos de la comarca.
20,30 hs.: Proyección y posterior debate sobre la película Y yo también.

15 de febrero de 2012
11,00 hs.: Cine fórum de Los pingüinos de Mr. Popper dirigido al alumnado de Educación Primaria de los Colegios de Guadix.
19,00 hs.: Conferencia a cargo de don José Chamizo, defensor del pueblo andaluz, Valores y contravalores en nuestra sociedad

16 de febrero de 2012
10,30 hs.: Cine fórum de El tren de la vida dirigido a los IES
20,30 hs.: Proyección y posterior debate sobre la película El tren de la vida.

Organiza:
Concejalía de Educación y Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Guadix.
Colaboran:
Secretariado diocesano de Familia y vida
Cope guadix

La vida es bella

Italia, 1939. Guido Orefice, un joven judío que trabaja en el hotel de su tío mientras sueña con poseer una librería, y su amigo, el poeta Ferrucio, viajan por la Toscana. Guido se enamora fulminante, loca y apasionadamente de Dora, una profesora local, a la que bautiza como Princesa.
“La vida es bella”, de esta manera, arranca como una idílica comedia ubicada en la Italia de Mussolini. Guido, pese a la religión católica que profesa la gentil Dora y al hecho de que ella está prometida a un aburrido oficial fascista, Rodolfo, con el que el soñador mantiene un par de desafortunados encontronazos, la corteja con éxito.
Pero la feliz historia sufre un inesperado giro. Y nada prepara al espectador para el shock que le espera en la segunda parte de la película, cuando la familia que Guido, Dora y su pequeño Giosué han formado es detenida y enviada a un campo de concentración. Una vez allí, pese al horror y la desesperación, Guido idea con determinación un plan: defender a su pequeño hijo de la barbarie, crueldad y brutalidad imperantes en el campo de exterminio fascista.
Así, Guido persuade al confiado pequeño de que todo es, en realidad, un enorme y formidable, aunque extraño, juego en el que ambos deben participar para competir por el máximo premio: un tanque real, reproducción del de juguete que Giosué atesora como su posesión más preciada. La fantasía y energía aparentemente inextinguible del padre convencen al niño de estar inmerso en el juego más grande y excitante jamás soñado.
La meta final de Guido es lograr mantener intactos los sueños del niño, hacerle creer que la vida es bella y que vale la pena vivirla con alegría. Por todo eso, “La vida es bella” comparece como una comedia y también como una tragedia. Y, escribiéndola, dirigiéndola e interpretándola, Benigni ha conseguido lo casi imposible: crear una comedia a partir del Holocausto judío y erigir un manifiesto de afirmación de la sociedad y la vida en un lugar y momento históricos que simbolizan la muerte de todas las relaciones sociales.

El tren de la vida

Una noche de 1941, Schlomo el loco vuelve corriendo a su pueblo para anunciar que los judíos de los pueblos cercanos están siendo deportados hacia destinos desconocidos por los alemanes. Esa misma noche, la Junta de Hombres Sabios decide reunirse para encontrar la manera de salvar a su pueblo. Después de horas de discusión, Schlomo propone una idea: para evitar a los nazis, lo que tienen que hacer es montar un falso tren de deportación. Todos ellos actuarán de víctimas deportadas, mecánicos de tren y oficiales y soldados alemanes. Con toda la esperanza de que los milagros existen, el tren de la vida parte hacia la libertad
El hecho jamás sucedió en la realidad pero resulta perfecto para proporcionar el tono propio de una fábula en la que los personajes juegan con las apariencias y la moraleja resulta diáfana.Desde la música de inspiración klezmer aportada por el compositor habitual de Emir Kusturica hasta el humor y la tipología de los personajes que viajan en busca de la supervivencia y la identidad, «El tren de la vida» es profundamente judío en sus raíces. Aborda el espinoso tema del Holocausto desde una perspectiva menos rigurosa que el documental Shoah pero también mucho más honesta que «La lista de Schindler», y si alguien encuentra paralelismos con La vida es bella no es pura coincidencia. Dentro de la aparente amabilidad en la que se mueve El tren de la vida, el personaje del loco aporta el punto de lucidez necesario para que la farsa de la ficción no contradiga la tragedia de la historia. Reírse de uno mismo es el mejor instrumento para exorcizar los fantasmas de la autocomplacencia y si alguien creía hallarse ante una secuela de «La gran juerga», la pirueta final lo desmiente rotundamente. Filmar el Holocausto puede admitir la fábula poética pero nunca la manipulación de la historia en nombre de los buenos sentimientos. Lo mejor: El perfecto equilibrio entre la comedia y la tragedia.

Y yo también
Daniel, un joven sevillano de 32 años, es el primer europeo con síndrome de Down que ha obtenido un título universitario. Comienza su vida laboral en la Junta de Andalucía donde conoce a Laura, una compañera de trabajo sin discapacidad aparente. Ambos inician una relación de amistad que pronto llama la atención de su entorno laboral y familiar. Esta relación se convierte en un problema para Laura cuando Daniel se enamora de ella. Sin embargo, esta mujer solitaria que rechaza las normas encontrará en él la amistad y el amor que nunca recibió a lo largo de su vida.
Cuando la discapacidad deja de ser una barrera, todavía quedan los complejos y los prejuicios que se interponen en el camino hacia el amor. La discapacidad deja paso entonces a nuestra propia incapacidad de amar y ser amados.
Empezaremos diciendo lo que no es Yo, también. No es la peripecia lacrimógena y llena de culpabilidad que muchos esperarían. Tampoco es una obra extrema y desagradable, que trate de epatar el espectador,y no es ni mucho menos el clásico drama social que tanto frecuentan los directores españoles.
Podríamos decir que Yo, también se sitúa en un difícil término medio entre esas posibilidades. Y que no se siente ninguna vergüenza ajena al verla, porque sus directores, Álvaro Pastor y Antonio Naharro, han sido capaces de construir una historia amable pero no inocente, sin pudores pero con límites. Además, está rodada y montada con cierta gracia, algo que se estila menos de lo que debería. Y el plantel de actores hace un trabajo sobresaliente, con una galería de secundarios tan desconocidos como efectivos acompañando a los dos protagonistas.
Yo, también es una de esas pocas películas que podríamos catalogar de necesarias, por el mérito que tiene contar esta historia sin caer en la lágrima fácil y por la extraordinaria labor de ese fenómeno que es Pablo Pineda. Es cierto que el guión tiene sus resbalones, pero eso pasa hasta en las mejores familias. Y es que esta danza no solo es normal, es mejor que eso.

Los pingüinos del señor Popper

Mientras se hace mayor en Brooklyn, Nueva York, el joven Tommy Popper sólo espera el momento en que, mientras se pone en puntillas de pie para alcanzar una radio de radioaficionados, pueda hablar con su padre, de viaje por el mundo, Años después, Tommy ya es el Sr. Poper , un promotor inmobiliario de éxito en Manhattan. Después de pasar por un divorcio amistoso con Amanda, y con dos hijos a los que ve cada dos fines de semana, el Sr. Poper lleva una vida de lujo en su ultra moderno apartamento de Park Avenue, mientras va muy bien encaminado a convertirse en socio de la prestigiosa firma para la que trabaja, hasta que una mañana aparece un gran embalaje en su puerta, un último regalo de su finado padre, un recuerdo de la Antártida.
Dentro de la caja de madera, arropado entre paquetes de hielo, se encuentra un pingüino de 60 cm de alto, con sus brillantes patas de color naranja y todo. No es un pingüino de juguete, ni un ave disecada por algún taxidermista, como supone el Sr. Poper en un primer momento, sino un auténtico pingüino, vivito y coleando, que corretea por el piso de Poper mientras emite fuertes graznidos. Ansioso por librarse de esta criatura salvaje, Poper se pone en contacto con todas y cada una de las agencias municipales y estatales imaginables, pero ninguna de ellas está dispuesta a hacerse cargo de un pingüino mascota. Su llamada a la Antártida para intentar enviar el pingüino de vuelta fracasa, y termina provocando la llegada de otros cinco pingüinos a la puerta de Poper.
Mientras comienza a hacer migas, y cada vez más implicado con sus compañeros alados de apartamento, la vida de Poper rápidamente empieza a desmadrarse: su ostentoso apartamento de Nueva York se convierte en un paraíso invernal, el contrato en el que ha estado largo tiempo trabajando descarrila y por poco no termina en la cárcel. Pero, gracias a sus nuevas obligaciones, Popper comienza a comprender la importancia de una familia, humana y no tan humana.

José Chamizo de la Rubia, defensor del pueblo andaluz

José Chamizo de la Rubia, nacido en Los Barrios (Cádiz) en 1949, es sacerdote y Licenciado en Historia de la Iglesia, por la Universidad Gregoriana de Roma, en Historia Contemporánea, por la Universidad de Granada, y tiene la diplomatura en Biblioteconomía por la Ciudad del Vaticano.

Está especialmente vinculado en tareas de asistencia y apoyo ante problemas de drogodependencias y de lucha contra la marginación y la pobreza, principalmente en la comarca del Campo de Gibraltar. Ha dirigido durante años la creación y organización de numerosas asociaciones y colectivos de lucha contra la droga. Su actividad en esta labor mereció en 1994 la concesión de la medalla de Andalucía

Fue designado Defensor del Pueblo Andaluz por el Pleno del Parlamento el día 16 de Julio de 1996 (BOJA 82, de 18/7/96) y reelegido para nuevos mandatos por el Parlamento en Noviembre de 2001 y Febrero de 2007.

Con fecha 18 de Diciembre de 2002 fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.