¿Te aburre el Evangelio?
Sólo conoces algunos pasajes que has escuchado
muy por encima en la misa del domingo.
¿Has abierto el Evangelio, de vez en cuando
y no has encontrado nada?
Si penetras en el Evangelio como en un libro humano,
sólo encontrarás en él, ideas y recetas humanas.
Si te acercas a él como a una obra dictada por el Espíritu Santo,
sus palabras serán, en tí y en tu vida, semillas de eternidad.
¿Quieres comulgar en forma auténtica con el Evangelio?
Has de acercarte religiosa y desinteresadamente a él…
para ESCUCHAR Y VER (es decir contemplar) a Jesús VIVO
que se dirige hoy a tí a través de su vida y sus palabras.
Necesitas una palabra que resuene en el infinito.
Respeta esa hambre pues es, en tí, esa partícula de amor creador
que llama al Amor, para conversar. Es el hambre de una Palabra
viva e infinita, es el hambre de Evangelio.
Dices: «Hablo a Dios y no me responde» Te equivocas.
Desde siempre estás llamado al diálogo. Si te quejas
del silencio de Dios, quiere decir que no escuchas el Evangelio.
En él, Dios entabla la conversación contigo.
Respóndele. Así puedes comunicarte con Jesucristo vivo.
¿Estás atento a las confidencias que te hace Jesucristo?
No puedes encontrar al Señor y comprender su Palabra
si no has pedido al Padre que sea el guía que te conduzca
y al Espíritu Santo, el Intérprete que te traduzca.
Jesucristo no habla el mismo idioma que tú,
por eso te cuesta comprenderlo.
Hablas de eficacia, Él dice: por la cruz. Hablas de influencia
en el mundo, Él dice: siendo el último; hablas de poder,
Él dice: siendo un niño; hablas de riquezas, Él dice: desposándote
con la pobreza. Resulta difícil entenderse cuando no se habla
el mismo idioma. Acepta que te cambien la manera
de ver las cosas. No huyas del Evangelio.
Proclamar el Evangelio durante toda tu vida, no es predicar
sobre una mesa en la fábrica, en oficina, es estar tan disponible
al Espíritu y lleno de Evangelio, que tus sentimientos, pensamientos,
opiniones y mentalidad se convertirán en los de Cristo.
Así cuanto más medites el Evangelio, tanto más evangélico,
más apostólico serás.
Deja que el Espíritu Santo te inspire, cuando quiera, el papel
que Cristo quiere desempeñar a través de tí.
Si eres fiel y atento, te sorprenderás al verlo intervenir con frecuencia.
Esto es el Evangelio en la vida.
En la meditación del Evangelio
sois dos los que actuáis. Tú que recoges y te dispones a recibir a Cristo.
El Espíritu Santo que te conduce al Señor y te transforma en Él.
No te desanimes nunca. Corre al Evangelio. No faltes a la cita de Dios.
Padre Michel Quoist