Guión Domingo 5° del Tiempo ordinario – Ciclo A
JESÚS NOS PIDE QUE SEAMOS LUZ PARA NUESTRO MUNDO
Una de las tareas más urgentes de la Iglesia de hoy es conseguir que la fe en Jesús llegue a todos como “buena noticia”. La evangelización no es exclusivamente llevar las enseñanzas de Jesucristo a aquellos que todavía no la conocen o la conocen de manera insuficiente.
En este caso se busca que estemos bien formados, que conozcamos perfectamente el mensaje cristiano y lo transmitamos de manera correcta. Por supuesto que la evangelización implica anunciar el mensaje de Jesucristo, pero esto no es lo único ni lo más decisivo.
Evangelizar es además hacer presente en la vida de las personas la fuerza humanizadora, liberadora y salvadora que se encierra en el acontecimiento y la persona de Jesucristo, actuando como testigos vivientes del Evangelio.
Se necesitan creyentes que den testimonio con su vida que el Evangelio, cuando es acogido con convicción y de manera responsable, encierra una fuerza que humaniza y salva al que lo hace suyo en su vida.
Las palabras de Jesús llamándonos a ser “sal de la tierra” y “luz del mundo” nos obligan a los creyentes a ser “buena noticia” para la gente de hoy, a poner en la actual sociedad algo que dé sabor a la vida, algo que purifique, sane y libere de la descomposición espiritual y del egoísmo brutal e insolidario en que vivimos.
LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA
1ª LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 58,7-10 Esto dice el Señor:
Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo, y no te cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, enseguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá. Gritarás y te dirá: «Aquí estoy». Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.
Palabra de Dios.
Sal 111, 4-5. 6-7. 8a y 9
R. El justo brilla en las tinieblas como una luz.
En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y presta y administra rectamente sus asuntos. R:
El justo jamás vacilará su recuerdo será perpetuo. No temerá las malas noticias su corazón está firme en el Señor. R:
Su corazón está seguro, sin temor reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta y alzará la frente con dignidad. R.
2ª LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2,1-5
Hermanos: Cuando vine a vosotros a anunciaros el testimonio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.
Me presenté a vosotros débil y temeroso; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Palabra de Dios.
COMENTARIO A LA 2ª LECTURA
El apóstol Pablo escribe a los cristianos de Corintio para decirles que él les anunció la salvación que nos consiguió Jesucristo no con una elocuencia sublime, sino con humildad. Su predicación la hizo con la fuerza del Espíritu Santo.
La fe en Jesús no se debe apoyar en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios. Nuestra salvación está en Cristo Jesús y éste, crucificado.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo. Palabra del Señor.
COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO
El cristiano debe «condimentar» el ambiente en el que vive: ha de ser sal. Sal que unas veces consistirá en sembrar paz, alegría, compañía, consuelo, esperanza y otras dar sentido a situaciones especiales, a acontecimientos peculiares, a sacar de dudas o tambaleos.
La sal del cristiano se vuelve sosa cuando esconde su fe, cuando tiene miedo de mostrar su criterio cristiano, cuando no da testimonio de su esperanza.
PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
SALIR A LAS PERIFERIAS
Jesús nos dice: “Vosotros sois la sal de la tierra”. Los discípulos de Jesús hemos de contribuir a que las gentes saboreen la vida sin caer en la corrupción.
También nos dice: “Vosotros sois la luz del mundo”. Los discípulos de Jesús podemos aportar la luz que se necesita para orientarnos, para ahondar en el sentido último de la existencia y caminar con esperanza.
Si la sal permanece encerrada en un salero no sirve para nada. Si la luz permanece oculta no puede alumbrar a nadie. Solo cuando está en medio de las tinieblas puede iluminar y orientar. De la misma manera “una Iglesia aislada del mundo no puede ser ni sal ni luz.
El Papa Francisco ha visto que la Iglesia vive hoy encerrada en sí misma, paralizada por los miedos, y demasiado alejada de los problemas y sufrimientos como para dar sabor a la vida moderna y para ofrecerle la luz genuina del Evangelio. Su reacción ha sido inmediata: “Hemos de salir hacia las periferias”.
El Papa insiste una y otra vez: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades.
La llamada de Francisco está dirigida a todos los cristianos: “No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos”. “El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro”.
El Papa quiere introducir en la Iglesia lo que él llama “la cultura del encuentro”. Está convencido de que “lo que necesita hoy la iglesia es capacidad de curar herida
Guión Domingo 5° del Tiempo ordinario
5º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO / CICLO C
¡¡ POR TU PALABRA, SEÑOR !!
Jesús formó su grupo de seguidores por la palabra, una palabra que era verdad, que era vida nueva. Él era la Palabra, con mayúscula, hecha carne.
Por la palabra de Jesús echa Pedro las redes al agua: “por tu palabra, Señor”, aunque está totalmente seguro de que ha de ser para nada.
Pero se equivocaba. La Palabra de Jesús es cierta y segura y su presencia le da la fuerza necesaria para que todos aquellos pescadores, poco dados a creer en lo que no pueden palpar, dejaran barcas y amigos y lo siguieran.
¿Dónde encontramos hoy día una palabra que nos mueva así? ¿Quién sería capaz de reunir una multitud hablando desde una barca, sobre todo si el discurso tuviera que ver con cambiar el corazón y preparar la venida del Reino?
Vivimos el tiempo de la comunicación: Internet, redes sociales, todo facilidades para contar nuestras vidas en tiempo real al otro lado del mundo, sin embargo da la sensación de que estamos perdiendo la palabra.
Estamos mejor conectados, pero nos comunicamos mucho peor. Estamos perdiendo el buen uso de palabras de amor, de simpatía, de apoyo, de consuelo, de risa para el que está a mi lado.
Estamos perdiendo la sabia administración de los silencios, cuando es mejor callar, no decir nada y sólo estar dispuestos a tender la mano.
Cuando en la Eucaristía oímos “Palabra de Dios” y contestamos “Te alabamos, Señor”, ¿sabemos de verdad que estamos alabando la Palabra que nos llama a seguir a Jesús, a preparar sus caminos, a compadecernos, que es padecer con los más tristes y perjudicados?
LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA
Lectura del libro de Isaías 6,1-2a. 3-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él.
Y se gritaban uno a otro, diciendo:
– ¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!
Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije:
– ¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos.
Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
– Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.
Entonces, escuché la voz del Señor, que decía:
– ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?
Contesté:
– Aquí estoy, mándame.
Palabra de Dios.
COMENTARIO A LA 1ª LECTURA
En el texto del libro de Isaías se relata una experiencia fundamental en la vida del profeta que es llamado por Dios y que, a pesar de sus limitaciones, lleva a cabo la misión profética que el Señor le encomienda.
Dios es quien elige a sus profetas, Él es quien purifica los labios, convierte el corazón y respalda con su ayuda la misión que encomienda, aunque no sea fácil, porque ha de realizarse en un mundo hostil y distraído.
SALMO
Sal 137, 1-2a. 2bc-3.
4-5. 7c-8
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
2ª LECTURA
Lectura de la 1ª carta de san Pablo a los Corintios 15,1-11
Hermanos:
Os recuerdo el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe.
Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los Apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.
Porque yo soy el menor de los Apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos.
Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.
Palabra de Dios.
COMENTARIO A LA 2ª LECTURA
El apóstol Pablo se dirige a los cristianos de Corinto para decirle que conserven el Evangelio que les proclamó que es el único que puede salvarlos. Lo primero que les transmitió fue que Jesús murió por nuestros pecados, pero que resucitó, de lo que muchos, incluido él, dan fe.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 5,1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
– Rema mar adentro y echa las redes para pescar.
Simón contestó:
– Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de
Jesús, diciendo: – Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón:
– No temas: desde ahora serás pescador de hombres.
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron. Palabra de Dios Final del formularioPrincipio del formulario
COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO
El mensaje del Evangelio es que el Señor Jesús pide a los que quieran seguirle que es necesario creer en su palabra y dejarle intervenir en sus esfuerzos cotidianos, que si ponemos en sus manos lo poco que tenemos Él se encargará de que nuestros trabajos y desvelos den los frutos deseados.
El Señor se sirve de las personas sencillas, débiles, pecadoras, de las que «parece que no tienen nada», para que el fruto de la Buena Noticia llegue a muchos.
PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
¡¡ ANUNCIAD EL REINO DE DIOS ¡!
En el pasaje del Evangelio vemos a Jesús predicando al aire libre, a campo abierto. Con este hecho Jesús nos está diciendo que su Palabra no puede estar encerrada entre las paredes de un templo, sino que debe ser anunciada a los cuatro vientos para que pueda ser escuchada y acogida por todas las personas de todos los pueblos y de cualquier condición.
Que esta tarea del anuncio a todos los pueblos es tan inmensa que necesita de personas que quieran llevar a cabo esta misión: “Venid conmigo, os haré pescadores de hombres”
Que para el anuncio del Reino es necesario dejar muchas cosas que son un lastre para esta misión: “Lo dejaron todo y lo siguieron”
La Iglesia, cada uno de nosotros que somos Iglesia, tenemos la obligación de anunciar el mensaje de Jesús a todos los pueblos, evitando que se quede encerrado entre las paredes de las iglesias.
A cada uno de nosotros Jesús nos dice: “Remad mar adentro y echad las redes, os necesito”, no os conforméis con pescar en la orilla haciendo lo más fácil y lo que resulta más cómodo, esforzaos, arriesgaos, buscad nuevos caminos para que mi mensaje llegue a muchas personas.
DAR SABOR A LA VIDA
Una de las tareas más urgentes de la Iglesia de hoy y de siempre es conseguir que la fe llegue a los hombres como “buena noticia”. La evangelización no es exclusivamente llevar la doctrina de Jesucristo a aquellos que todavía no la conocen o la conocen de manera insuficiente, preocupándonos de asegurar la enseñanza religiosa y la propagación de la fe frente a otras ideologías y corrientes de opinión. En este caso se busca que estemos bien formados, que conozcamos perfectamente el mensaje cristiano y lo transmitamos de manera correcta. Por supuesto que la evangelización implica anunciar el mensaje de Jesucristo, pero esto no es lo único ni lo más decisivo. Evangelizar no es sólo anunciar verbalmente una doctrina, sino además, y muy importante, hacer presente en la vida de las gentes la fuerza humanizadora, liberadora y salvadora que se encierra en el acontecimiento y la persona de Jesucristo, actuando como testigos vivientes del evangelio. Se necesitan creyentes que den testimonio con su vida que el evangelio, cuando es acogido con convicción y de manera responsable, encierra una fuerza humanizadora y salvadora.
Las palabras de Jesús llamándonos a ser “sal de la tierra” y “luz del mundo” nos obligan a los creyentes a ser “buena noticia” para la gente de hoy, a poner en la actual sociedad algo que dé sabor a la vida, algo que purifique, sane y libere de la descomposición espiritual y del egoísmo brutal e insolidario en que vivimos.
LECTURAS PARA LA EUCARISTÍA DEL 5º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO/A
1ª LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 58,7-10
Esto dice el Señor:
– Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que va desnudo, y no te cierres a tu propia carne. Entonces romperá tu luz como la aurora, enseguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá. Gritarás y te dirá: «Aquí estoy». Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente,
brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía. Palabra de Dios.
COMENTARIO A LA 1ª LECTURA
El profeta levanta la voz para proclamar que los ayunos y los sacrificios que el pueblo hace no son los que Dios quiere. El Señor Dios quiere de su pueblo que parta el pan con el hambriento, que destierre la opresión y abra el camino a la justicia de Dios. Será entonces cuando será agradable a Dios el culto que se le ofrece. |
Sal 111, 4-5. 6-7. 8a y 9
R. El justo brilla en las tinieblas como una luz.
- En las tinieblas brilla como una luzel que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. R: - El justo jamás vacilará,su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. R: - Su corazón está seguro, sin temor, reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad.
2ª LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2,1-5
Hermanos:
Cuando vine a vosotros a anunciaros el testimonio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.
Me presenté a vosotros débil y temeroso; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Palabra de Dios.
COMENTARIO A LA 2ª LECTURA
El apóstol Pablo escribe a los cristianos de Corintio para decirles que él les anunció la salvación que nos consiguió Jesucristo no con una elocuencia sublime, sino con humildad. Su predicación la hizo con la fuerza del Espíritu Santo. La fe en Jesús no se debe apoyar en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios. Nuestra salvación está en Cristo Jesús y éste, crucificado.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo. Palabra del Señor.
COMENTARIO SOBRE EL EVANGELIO
El cristiano debe «condimentar» el ambiente en el que vive: ha de ser sal. Sal que unas veces consistirá en sembrar paz, alegría, compañía, consuelo, esperanza y otras dar sentido a situaciones especiales, a acontecimientos peculiares, a sacar de dudas o tambaleos. La sal del cristiano se vuelve sosa cuando esconde su fe, cuando tiene miedo de mostrar su criterio cristiano, cuando no da testimonio de su esperanza.
PARA NUESTRA REFLEXIÓN PERSONAL
SALIR A LAS PERIFERIAS
“Vosotros sois la sal de la tierra”. Los discípulos de Jesús hemos de contribuir a que las gentes saboreen la vida sin caer en la corrupción.
“Vosotros sois la luz del mundo”. Los discípulos de Jesús podemos aportar la luz que se necesita para orientarnos, para ahondar en el sentido último de la existencia y caminar con esperanza.
Si la sal permanece encerrada en un recipiente no sirve para nada. Si la luz permanece oculta no puede alumbrar a nadie. Solo cuando está en medio de las tinieblas puede iluminar y orientar. De la misma manera “una Iglesia aislada del mundo no puede ser ni sal ni luz.
El Papa Francisco ha visto que la Iglesia vive hoy encerrada en sí misma, paralizada por los miedos, y demasiado alejada de los problemas y sufrimientos como para dar sabor a la vida moderna y para ofrecerle la luz genuina del Evangelio. Su reacción ha sido inmediata: “Hemos de salir hacia las periferias”.
El Papa insiste una y otra vez: “Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades.
La llamada de Francisco está dirigida a todos los cristianos: “No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos”. “El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro”. El Papa quiere introducir en la Iglesia lo que él llama “la cultura del encuentro”. Está convencido de que “lo que necesita hoy la iglesia es capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones”.
DOMINGO 5º DURANTE EL AÑO ciclo C
PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
En este domingo quinto del tiempo durante el año, nos encontramos reunidos alrededor de la mesa del altar, convocados por el mismo Señor, que quiere alimentarnos con su Palabra y con la Eucaristía, para hacer de nosotros verdaderos discípulos suyos.
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial
Hoy el Señor nos llama a todos a conocerlo, a amarlo, a poner toda nuestra confianza en el poder de su gracia, y nos convoca a todos los bautizados, como lo hiciera hace dos mil años a sus primeros discípulos, a ser sus apóstoles, los evangelizadores que Él necesita para que trabajemos en el mundo y su Evangelio llegue a todos los hombres. Con nuestra oración y nuestra profunda reflexión podremos descubrir qué es lo que hoy nos pide.
1ª. LECTURA: (Is 6, 1-2a. 3-8) (Ver texto)
El Profeta es consciente de su incapacidad, pero ante la gracia de Dios que viene en su ayuda, responde con una entrega total para servirle en la misión a la que ha sido llamado.
SALMO RESP.: (137, 1-5. 7c-8) (Ver texto)
R. Te cantaré, Señor, en presencia de los ángeles.
2ª. LECTURA: (1 Co 15, 1-11) (Ver texto)
El Apóstol reconoce que la gracia de Dios ha obrado en él para que sea así un fiel transmisor del Evangelio que recibió de Jesús.
EVANGELIO: (Lc 5, 1-11) (Ver texto)
En el santo Evangelio es el mismo Jesús, como hace veinte siglos a sus primeros apóstoles, el que nos llama hoy a ser los anunciadores del mismo, en este nuevo milenio de la salvación.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Queridos hermanos y hermanas, conociendo el amor que Dios nos tiene y que nada de lo que sentimos o necesitamos le es indiferente, presentémosle nuestras necesidades con una confianza filial.
GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:
«POR CRISTO, ESCÚCHANOS SEÑOR»
v Padre, te pedimos por la Iglesia y el Santo Padre, para que en su palabra, los hombres de hoy escuchemos nuevamente a tu Hijo, que pone el remo de su barca en nuestras manos y cuenta con nosotros para la pesca de cada día, oremos…
v Padre, te pedimos por nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, para que en una íntima unión con ellos, formemos una Iglesia diocesana en la que emprendamos el vivir el evangelio, con autenticidad y coherencia, oremos…
v Padre, te pedimos para que todos los habitantes de esta nación, vivamos de verdad tu Evangelio, y los políticos católicos asuman su responsabilidad de que no deben dar nunca su consenso a la introducción de leyes que vayan en contra de los principios morales y la ley natural, oremos…
v Padre, te pedimos por nuestra comunidad, para que hoy, dejando nuestra barca, nuestras redes y nuestros peces, sigamos a tu Hijo que hoy nos llama, nos hace sus profetas y nos sigue enviando para que vayamos creando una sociedad solidaria, más austera, donde quepa la alegría de saberse de verdad hermanos, oremos…
CELEBRANTE:
Señor, al expresarte nuestras necesidades, queremos pedirte que el Espíritu Santo nos de la fortaleza necesaria para poder continuar en el mundo la misión de tu Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:
Junto a las ofrendas, presentemos al Padre un sincero compromiso: ser sus discípulos y llevar la Buena Noticia de la salvación a todos los hombres que diariamente nos rodean.
Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de «El Señor esté con vosotros»)
Demos gracias a Dios, que en su infinito amor nos dio a su Hijo como prenda de salvación, y también nos confió el ser portadores de ese mensaje a toda la creación.
COMUNIÓN:
Hoy Jesús nos ha invitado a ser quienes colaboren con Él en esta nueva evangelización de nuestro continente y de todo el mundo, y para esta tarea se nos ofrece ahora como alimento.
DESPEDIDA:
Volvamos a nuestras tareas cotidianas meditando la Palabra del Señor. Él va por delante. Y, teniéndole a Él en guardia y retaguardia, podremos dudar de nuestras habilidades y capacidades pero nunca de lo que Él nos promete: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el final del mundo”.