¡Quiero ser como Juan, Señor!
Y que te sirvas de mí, para anunciar tu llegada.
Y que me concedas la humildad, para saber que no soy sino tu siervo.
Y que me hagas ver los signos de tu llegada.
¡Quiero ser como Juan, Señor!
Y colaborar contigo para que, tu Reino, sea una pronta realidad.
Y que venga tu Palabra sobre mí y me empuje a proclamarla.
Y que, sin miedo al que dirán, anuncie y denuncie lo que falta en el mundo.
Y que, sin miedo a la prueba, anuncie y denuncie lo que sobre en el mundo.
¡Quiero ser como Juan, Señor!
Y que viva este momento, como un momento de gracia.
Y que viva mi vida, como una llamada a darme por los demás.
Y que viva mi existencia, como un pregón de esperanza.
Y que viva mis días, sabiendo que Tú –tarde o temprano– llegarás.
¡Quiero ser como Juan, Señor!
Y ser un heraldo, aunque sea minúsculo, de tu presencia.
Y ser un heraldo, aunque sea insignificante, de tu llegada.
Y ser un heraldo, aunque me asalten las dudas, de tu grandeza.
Y ser un heraldo, aunque me cueste el desierto, de tu nacimiento.
¡Quiero ser como Juan, Señor!
Rescatando, de los caminos perdidos, a los que andan sin esperanza.
Levantando, de los caminos torcidos, a los que cayeron abatidos.
Alegrando, de los caminos melancólicos, a los que dejaron de sonreír.
Recuperando, de los caminos confundidos, a los que creyeron tenerlo todo.
¡Quiero ser como Juan, Señor!
Un constructor de sendas para los que te busquen.
Un arquitecto de autopistas para los que te deseen.
Un elevador de puentes, para los que te quieran encontrar.
Un ingeniero de pistas, para los que quieran vivir contigo.
P. Javier Leoz
10 de Diciembre – Quiero ser como Juan, Señor
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