Un anuncio curioso

La próxima celebración del Mundial de Fútbol de Sudáfrica es un acontecimiento mediático que va a revolucionar por unas semanas la vida en nuestra tierra.

La publicidad, las emisiones televisivas, el número de páginas de periódicos, la información permanente en Internet, la venta de receptores de televisión de última generación… van a modificar los horarios y la vida de millones de personas cuya atención estará muy pendiente de lo que sucede en un país que consiguió derrotar al apartheid y convertirse en una referencia para muchos seres humanos.

Amigos, es el fútbol, un acontecimiento que va mucho más allá de los terrenos de juego y de los 90 minutos de encuentro; un acontecimiento capaz de hacer que nos interesemos por tácticas, estrategias, fichajes, avatares, historias y romances de sus profesionales; un acontecimiento capaz de mover millones de personas y de monedas al socaire de los lances deportivos.

Pero hay tres sucesos recientes relacionados con el fútbol que me han parecido el ejemplo claro de lo que supone la exageración y la patente de corso que para cualquier actuación se adquiere cuando del deporte rey se trata.

Uno. El periodista Manolo Lama en una conexión en directo con un informativo español el mismo día en que el Atlético de Madrid jugaba una final europea en Hamburgo se situó al lado de un indigente que estaba pidiendo en la calle. Allí, y rodeado por un grupo de hinchas, animó a los españoles a ayudar al pordiosero alemán para que “pudiera ver caliente el fútbol”. Entre risotadas y gritos, los aficionados echaban monedas, tarjetas de crédito, móviles y bufandas ante los ojos atónitos del mendigo que veía mancillada su situación menesterosa con la chanza que su pobreza a los divertidos atléticos. Terminada la representación cada cual recogía su móvil o visa o bufanda y al señor le quedaban nueve moneditas. Mientras, en directo desde el plató, los presentadores del informativo reían la gracia.

Las ONGs manifestaron en seguida su repulsa ante lo que fue considerado una burla descomunal por «la denigración en directo de un indigente» y porque «se use la imagen de una persona sin recursos y sin su permiso para el entretenimiento televisivo, sin tener en cuenta su dignidad ni derecho a la intimidad».

DOS. La misma semana que el presidente del gobierno anunciaba unos recortes presupuestarios (bastantes de ellos con asuntos sociales), la televisión dedicó más tiempo a hablar del fichaje del nuevo entrenador del Real Madrid que del tema presupuestario. Diversos colectivos se movilizaban en torno a la bajada de presupuestos pero los medios informaban mucho más del nuevo fichaje que de lo que suponía ese recorte económico. Al parecer, el señor José Mourinho va a cobrar alrededor de 20 millones de euros al año durante cuatro temporadas. Es decir, 80 millones se habrá embolsado al acabar su contrato.

TRES. Ante la celebración del Mundial de Fútbol, la FIFA solicitó al gobierno sudafricano que durante esos días permitiera y favoreciera la prostitución para desahogo de tantos visitantes y deleite y relajo de multitudes sedientas de diversión. El gobierno de Sudáfrica y las Iglesias Cristinas (católicas, protestantes…) tuvieron que recordar a la FIFA la lucha denodada que se mantiene en este tema en Sudáfrica ya que éste es uno de los países desde los que se exporta a miles de mujeres, muchas de ellas menores, para la esclavitud sexual. El misionero comboniano español Rafael Armada ha declarado al respecto “Todos saben que los que controlan este negocio tienen casas próximas a la frontera con Mozambique, donde encierran a las chicas que vienen de este país y las drogan, antes de enviarlas a los burdeles”. Afortunadamente la FIFA echó marcha atrás en su petición.

Son excesos, sí, excesos que están al lado de un deporte hermoso y apasionante que llega al corazón de muchos seres humanos. Lástima que haya quien crea que el “todo vale” sirve para todo lo que toca al fútbol. Ante eso hay que decir que con frecuencia la injusticia se agazapa disfrazada de algazara en este mundo apasionante. Hay que decir que lo de Manolo Lama es una falta de respeto descomunal, lo de Mourinho es un insulto a los trabajadores y la petición de la FIFA es una majadería mafiosa.

Menos más que al lado de estas cuestiones negativas existen hombres y mujeres que trabajan por el respeto a los menesterosos, que luchan por los derechos de los trabajadores y que defienden la dignidad de las mujeres.

Menos mal que hay muchos educadores que utilizan el fútbol y el deporte como plataforma para la convivencia y el crecimiento moral de los jóvnes.

Yo hago mía la oración de los obispos sudafricanos con motivo del mundial “Que todos encuentren en esta ocasión alegría para celebrar el hermoso juego del fútbol y el hermoso juego de la vida según tus planes, Señor, para el bien de toda la humanidad”.

JOSAN MONTULL