Solo Dios conoce el tiempo

Solo Dios conoce el tiempo

“Así también ustedes cuando vean realizarse estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca”. Lucas 21:29.
Jesús aclara para sus seguidores y para nosotros que sólo Dios conoce el tiempo, y que lo que importa ahora es el tiempo presente, tiempo de dar a conocer a Dios por todo el mundo, tiempo para el cristiano de dar testimonio de su fe en Cristo ante todos y por lo cual sufrirá persecuciones, angustias, miedos, etc.
El cristiano, pues, no tiene que desentenderse de la tierra, sino luchar cada día por transformarla en aquel “paraíso terrenal” que Dios quiso para nosotros desde el principio, y que los hombres lo hemos convertido en un campo de batalla.
Cierto que nuestra fe nos lleva un lento y paciente trabajo. Pero no hay otro lugar de llegada de la Buena Nueva más que esa profunda inmersión en la tierra de los hombres. En una lenta maduración del tiempo para que de a luz la eternidad.
Pero ya, en la caridad que se enfrenta con las fuerzas que separan y dividen a los hombres, en la esperanza que se mantiene en pie a pesar de todos los problemas y contradicciones de nuestra historia personal y colectiva, en la fe que ve ya lo invisible, más allá de las incertidumbres y de los cuestionamientos, en todo eso se nos van a contemplar los brotes del mañana.
Cuando la savia corre por las ramas de la higuera, la primavera está cerca. “El reino de Dios está cerca”.
Nuestra fe, en vez de arrancarnos de nuestra condición de hombres, nos remite a ella. Porque allí, en esa condición debidamente aceptada, es donde pueden descubrirse los gérmenes del mundo nuevo. No hay otro medio para nosotros de alcanzar a Jesús más que sumergiéndonos en nuestra vida de hombres. No hay otro lugar dónde encontrar a Dios que nuestra existencia fielmente aceptada, con todos sus triunfos y fracasos, con sus esperanzas y sus éxitos, porque Dios será desposado con nuestra historia para la eternidad: es el Emmanuel, el Dios-con-nosotros y para-nosotros.
Textos Bíblicos: Apocalipsis 20:1-cuatro. 11-21:2; Lucas 21:29-33 Pg. 21