Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen

Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen

PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy, junto a la Iglesia universal, la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

«Esta significativa fiesta mariana se sitúa en el marco del Adviento, tiempo de preparación para la Navidad, caracterizado por la vigilancia y la oración. Tiempo en el que María nos acompaña y nos indica cómo hacer vivo y activo nuestro camino hacia la Noche Santa de Belén.»

AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

Y hoy el Señor nos anuncia, en las palabras del Ángel, la salvación que ya está cerca: su Hijo se hace hombre para que el hombre sea hijo de Dios. Y María es la mujer que acogió en sus entrañas a Aquel que se anunció durante siglos. Es la mujer que, transparente en cuerpo, alma, vida y actitudes, nos enseña que el camino para llegar a Dios no es otro que el de la confianza y la esperanza en Él.

1ª. LECTURA: (Gn 3, 9-15. 20)

Ya en los albores de la creación, Dios anuncia la salvación. Es el primer anuncio de la Buena Nueva: el Hijo de Dios que compartirá nuestra condición humana.

SALMO RESP.: (97, 1-4)

R. Canten al Señor un canto nuevo,
porque Él hizo maravillas.

2ª. LECTURA: (Rm 15, 4-9) 

Dios, en su infinita misericordia, ha querido que el anuncio salvador y la vida nueva de Jesucristo, llegara no sólo al pueblo de Israel, sino a todos los hombres, a los que Él llama a la salvación.

EVANGELIO: (Lc 1, 26-38)

El mismo Señor, en las palabras del Ángel, nos devuelve la esperanza de la salvación. Aclamémoslo con el canto del Aleluya.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Unidos a nuestra Madre Santísima, en el día en que celebramos su Inmaculada Concepción, junto a estas intenciones que elevamos a nuestro Padre, pidámosle que Ella nos enseñe a caminar unidos hacia la casa paterna, a fin que toda la humanidad sea una sola familia.

GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:

«QUE LA LLENA DE GRACIA INTERCEDA POR NOSOTROS»

v Para que la Santa Iglesia y el Santo Papa Francisco siga siendo signo del amor de Dios en medio de los hombres, mientras esperamos al Señor que ya viene a salvarnos, oremos…

v Para que nuestra Iglesia diocesana, en íntima unión con su Obispo, asuma con responsabilidad el compromiso de ser anunciadores de la Buena Noticia de Jesús, oremos…

v Para que la paz en el mundo, que tanto necesitamos, se convierta en una realidad, por la conversión sincera del corazón de todos los hombres, oremos…

v Para que los más necesitados, los pobres de este mundo, encuentren en María Santísima su protección maternal, y que sea en sus vidas un motivo para seguir esperando, oremos…

v Por todas las familias de nuestra comunidad, para que por la auténtica conversión de nuestras vidas, apartándonos del pecado y la soberbia, nos preparemos convenientemente para recibir al Señor y celebrar con un auténtico espíritu cristiano la Navidad, oremos…

CELEBRANTE:

Escucha, Padre, nuestras oraciones y haz que siguiendo el ejemplo de la Virgen María, seamos dóciles a la inspiración de tu Espíritu, para poder llevar a Cristo a los hermanos y proclamar tu grandeza con nuestras alabanzas y la santidad de nuestras costumbres. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

En este pan y en este vino que ahora presentamos a nuestro Padre, ofrezcámosle nuestro humilde y perseverante trabajo de transformación de nuestro corazón, como señal de su presencia salvadora en nosotros.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de «El Señor esté con vosotros»)

En la plegaria solemne de la Iglesia damos gracias a Dios recordando lo que ha hecho con la Santísima Virgen. Damos gracias porque a nosotros también nos ha llamado a la plena unión con Él por siempre.

COMUNIÓN:

En el Evangelio hemos escuchado el anuncio del Señor que viene a salvarnos: el Emmanuel, el Dios con nosotros; ese mismo Dios que ahora se nos ofrece en el sacramento del altar, y que así quiere ser nuestro alimento en esta espera.

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:

Necesitamos un poco de luz en medio de la oscuridad y de la realidad del mal del mundo. Necesitamos, un personaje como María, que nos ayude a recuperar el sentido cristiano de la Navidad: limpios por dentro y bien dispuestos por fuera. ¡Viene el Señor! ¡María nos acompaña!