Recuperar la Esperanza | Tiempo de Pascua

RECUPERAR LA ESPERANZA

         Todas las comunidades de creyentes, entre “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de nuestro tiempo” seguimos celebrando y proclamando que hemos descubierto el “tesoro escondido”, la “perla preciosa”, el “pan que se multiplica por doquier” y que nada de esto es posesión nuestra.

Jesús de Nazaret, muerto en cruz y resucitado a una vida nueva y plena, ha abierto definitivamente la posibilidad de que las personas, todas las personas, vivamos felices desarrollando el proyecto “original” del Dios Abbá, Padre y Madre.

El encuentro de los creyentes con el Espíritu de Jesús nos ayudará siempre a recuperar la esperanza cuando experimentemos fracasos, cuando estemos en horas bajas, cuando nos demos cuenta y reconozcamos que nuestro estilo de vida no ilumina a los demás.

Necesitamos recuperar un estilo de vida más evangélico. Necesitamos confrontar nuestras prácticas religiosas, nuestros mensajes éticos y nuestras estructuras eclesiales con la vida nueva que se encierra en el Evangelio y en los primeros años de existencia de las diferentes comunidades cristianas que surgieron de la predicación apostólica.

Como los discípulos de Emaús, que reconocieron a Jesús al partir el pan, necesitamos seguir profundizando en la Palabra de Dios hasta que “ardan” nuestros corazones por el gran amor que se nos regala.

En las “noches” de nuestra vida es imperativa la presencia de Jesús, reconocerlo cuando el pan se parte en la eucaristía y en la vida de los hermanos. Y compartir, compartir siempre en nuestras comunidades, lo que este “paso” de Jesús va logrando en todos los hermanos, especialmente en los más desfavorecidos.