Que no nos roben la esperanza los profetas de la desgracia

En el programa “Diálogo de fe” del sábado 16 de abril del 2016, el Cardenal Juan Luis Cipriani se refirió a la visita del Papa Francisco a la Isla de Lesbos,  lugar que es un punto de concentración de los refugiados del Medio Oriente, y reflexionó:

“Estos problemas ocurren en esa isla y ocurren aquí en Lima, es decir, el migrante no solamente es el que tiene un problema social y político que lo obliga a salir de su país, ese es el conocido. Pero el no conocido es el hombre que no se encuentra en su casa bien acogido, el hombre que no se encuentra en su país, en su trabajo, en su entorno, en su familia, es decir, el hombre que no encuentra el cariño y el hábitat para poder desarrollarse con alegría, con paz, con serenidad, o porque no tiene trabajo, o porque está enfermo o porque lo maltratan, pero que se siente extraño en su tierra”

 

“El que no está alegre está enfermo de espíritu”

 

Luego, siguiendo con el tema de las personas que se sienten migrantes de su propio ambiente, el Cardenal comentó que la respuesta a esto es la alegría y que es importante no aislarse en su propia vida:

 

“Ese fenómeno que es la globalización de la indiferencia es lo que hoy el mundo está produciendo, muchísimos millones que no se sienten acogidos, comprendidos en su propio ambiente. Pero frente a eso hay un despertar en el mundo, muy grande, de solidaridad, un despertar que, en estos días de pascua, tiene una característica, la alegría. El que no está alegre, si no está enfermo, entonces está enfermo del espíritu, es un migrante, es un extraño, es un refugiado, está siendo maltratado en su propio interior”.

 

“No es bueno el aislamiento porque uno tiende a ser rey de su propia vida, entonces es un reyezuelo porque quiere que los demás lo tratemos como el rey. En su manera de pensar, como no le des la razón salta como una fiera. (…) Yo creo que en ese encerrarse, aislarse en esa globalización de la indiferencia, el problema es que uno se convierte en un crítico muy ácido, porque como él es el rey, todo lo que dice está bien y todo lo que los demás dicen está mal. Entonces todas estas cosas hacen que yo desconfíe de los demás, me aísle y ahí es donde viene la amistad con el licor, con la droga, con el poder, con el sexo, con la mentira, con el odio”.

 

“Que no te roben la esperanza”

 

Finalmente, el Primado del Perú recordó la importancia de ayudar a los demás, pero no con obras, sino con la compañía y salir de sus propias preocupaciones y compartirlas con otros:

 

“Procura ayudar a los demás pero hay que estar con la gente, no es que haya que hacer cosas, hay que estar, hay que escuchar, hay que atenderlos. Es mucho más positivo darte cuenta que si vas a decir una crítica: “Me callo, me corto la lengua”, pero no hablar mal de los demás”.

 

“Yo creo que esa alegría que hablábamos de la pascua se logra cuando uno sale de sus propias preocupaciones. Hay situaciones en las que uno tiene un problema real, bueno pues, procura compartirlo con otro, cuéntale a alguien, pero, como dice el Papa, que no te roben tu esperanza, porque los que roban las esperanzas son los criticones, los envidiosos, los mentirosos, los egoístas”.

 

Por otro lado llamó a los políticos a escuchar al pueblo que no solamente tiene un sentir político sino también religioso:

 

«En medio de este clima, medio electoral y de tantos profetas, hay que estar con la gente, no solamente hay que hacer. Ver qué es lo que quiere el pueblo, no lo que quiere el grupo “A” o “B”, qué quiere la gente, cómo hacemos para llegar a ellos e infundir en ellos ese amor al Perú y ese deseo de mejorar”.