Los sacerdotes vivimos con el corazón lleno de amor a Cristo [2.011]

Ordenación de ocho nuevos diáconos de la Arquidiócesis de Lima
Ordenación de ocho nuevos diáconos de la Arquidiócesis de Lima
El Cardenal Juan Luis Cipriani ordenó a ocho nuevos diáconos de la Arquidiócesis de Lima en una Santa Misa que presidió en la Basílica Catedral de Lima el sábado 15 de octubre, memoria de Santa Teresa de Jesús.

Los seminaristas que fueron ordenados diáconos son Oscar Klauer, Guillermo Leguía, Augusto Meloni, César Oré, Paulo Piérola, Daniel Quispe, Franco Rivas y César Valdivia, a quienes el Cardenal Cipriani recordó que lo más importante va a ser siempre su vida interior y les pidió recordar la importancia de esos momentos de encuentro con Dios.

“El mundo de hoy está necesitando cada vez más de testigos de Cristo, hombres que por su testimonio y por su ejemplo sean luces que iluminan, testigos que le den al mundo de hoy lo más importante: la presencia de Dios”, afirmó.

“Por eso a partir de hoy, de manera más exigente, cuiden ese ritmo de la oración personal y al mismo tiempo, también vivan con especial cuidado la belleza de la celebración litúrgica, especialmente en el cuidado y respeto con el que tratan la Eucaristía, el cuerpo de Cristo”, prosiguió.

Manifestó también que la Iglesia les pide un espíritu de servicio que tiene como característica importante saber obedecer al obispo, al párroco, al vicario parroquial, una disposición que los llevará a aprender a obedecer a Cristo.

“Es fundamental crecer en la humildad para no hacer nuestra voluntad sino la de Cristo y esa humildad es el aire donde puede vivir la caridad. El amor que Dios nos da y nos brinda a través de su hijo Jesucristo en la Eucaristía, en la Confesión es la señal de todos los cristianos”, reflexionó.

El Arzobispo de Lima mencionó la importancia del celibato total que han prometido vivir a partir de hoy los nuevos diáconos, el cual definió como una manera de vivir con el corazón lleno de amor a Cristo, a María y a la Iglesia, y del cual brota esa caridad y amor al prójimo.

“Ese celibato por el reino de los cielos es un don, es un regalo de Dios que nos corresponde cultivarlo con la oración, con el afán misionero, siendo apóstoles, llevando ese amor a las almas, buscando esas vocaciones, acercando a esos matrimonios, educando a esa juventud, acercando a las almas. Esa entrega generosa es un don del amor que se cultiva, se cuida cada día y se entrega”, expresó.

En otro momento, agradeció a los familiares y amigos que de alguna manera colaboraron para “que esta semilla que puso Dios en las almas de ellos haya crecido y esté germinando hoy día”. A ellos les pidió que sigan rezando y sigan siendo exigentes en cuidarlos.

“Con mucho afecto imploro la bendición de Dios sobre ustedes, por haber colaborado y acompañado en la vocación de sus hijos, de sus hermanos, de sus amigos. Así también a los formadores del seminario y a los sacerdotes que en diferentes parroquias, en diferentes lugares, han sido la luz que a ustedes los llamó a esta vocación”, señaló.

Finalmente, los animó a reconocer delante de Dios sus limitaciones para lograr del Señor la ayuda necesaria para aprender a predicar la Palabra de Dios a miles de almas que quieren ver en cada uno de ellos la luz de Cristo.

“No olviden ser hombres rezadores, sinceros, humildes, fuertes y que no dejen de llevar ese amor de Dios incansablemente a todos los rincones de esta Iglesia local y del mundo entero. Se entregan de diáconos para darse a los demás”, concluyó.

Concelebraron con el Cardenal Cipriani, los Obispos Auxiliares, Monseñores Adriano Tomasi y Raúl Chau; los miembros del Cabildo Metropolitano de Lima y diversos sacerdotes de la arquidiócesis de Lima.