La vocación de un hombre de fe es evangelizar

El día domingo 24 de abril del 2016, el Cardenal Juan Luis Cipriani celebró la Santa Misa en la Catedral de Lima conmemorando los 300 años de la fundación de la Congregación Franciscana de la Purísima Concepción, donde recordó a los presentes que en estos tiempos actuales, la fe se tiene que demostrar:

“La vocación de un hombre de fe, de un cristiano, es ir por todo el mundo, evangelizando, enseñando. Por eso lo que distingue este tiempo, hoy, en nuestro país y en el mundo es que si no hay una fe visible, que la vea en cómo actúas, cómo tratas en la familia a tus hijos, cómo trabajas en la sociedad, cómo se desempeñan los medios de comunicación, cómo se desempeñan los jóvenes, el deporte, la cultura. Si no se ve, no creo. Son los tiempos de hoy. Si no oigo esa fe, se va debilitando, si no veo en tus actos, en cómo comprendes, ayudas, perdonas”.

“Obras, no solo palabras”

Luego, tomó como ejemplo al Papa Francisco y sus actos de demostración de fe como una guía para todos los católicos y animó a los presentes a profesar su fe no solo mediante palabras:

“Tenemos ese desafío para la fe en estos tiempos. Por eso vemos al Papa Francisco, constantemente, teniendo esos gestos, que la gente lo vea sentarse a confesar en la plaza de San Pedro, ayer, para que los jóvenes vean que la confesión es algo bueno, alegre; en el Año de la Misericordia, un impulso”.

“Hermanos, esta fe que se ve, que se toca, que se oye, que se transmite, esa es la fe que ha movido a esta congregación y que ha movido a la Iglesia siempre, y es la fe que hoy está débil. Obras, hechos, no solo palabras. Verás tú como este renacer de la Iglesia va acompañado de tu entrega. Si tú, cada uno, es un poquito más discípulo, la gente dirá lo bueno, lo paciente que tiene, cómo esperas, cómo buscas, eres Jesús”.

“Siembren la fe en los corazones”

Finalmente, agradeció a las hermanas de la congregación presentas y les pidió que sigan con esa labor en sus comunidades y colegios:

“Vean a Cristo en esos alumnos, en esas alumnas, formen bien a esos profesores. Convoquen a esos padres de familia y todos los días siembren en el corazón de sus alumnos, la fe, la alegría, esperanza, caridad. Verán cómo la Iglesia, en medio de estos tiempos un poco oscuros, seguirá surgiendo como ha sido siempre la historia de la salvación”.