La Pereza a flor de piel – Reflexión

Desde muy pequeño, mostraba fuertes tendencias a la holgazanería, siempre había que obligarlo a cumplir con sus deberes y actividades y siempre aplicaba la ley del mínimo esfuerzo para cualquier actividad que realizaba, su lema era desde joven si puedes evitar hacerlo lo evitas y si no lo postergas.
No dejaba pasar por alto toda oportunidad para dormir y perecear en la hamaca de su cuarto y continuamente encontraba la escusa apropiadas para no hacer algo.

Sus padres desde muy temprano descubrieron que con él nada se podía hacer, faltaba al colegio continuamente y se hacia el enfermo con mucha frecuencia para justificarlo.
No sabían cuando mentía o aparentaba la enfermedad ya que se había convertido en un mentiroso refinado y tramposo.
Con el correr de los años, Celio, aprendió que la enfermedad era una buena solución para manipular a todo el mundo y con ella lograba sus objetivos de no hacer nada y de que los demás siempre estuvieran a su servicio.
Su madre siempre lo respaldaba y de esta forma Delio la manipulaba para que lo atendiera, le llevara la comida y cumpliera hasta cualquiera de sus más absurdas peticiones.
Con el paso de los años todos se acostumbraron a su actitud y lo veían más como a la mascota perezosa de la casa, Celio disfrutaba de su holgazanería repartía su tiempo entre la televisión y la cama.
A la muerte de su padre, los ingresos de la familia disminuyeron notablemente, pero a Celio eso no le importaba, él esperaba que todo el mundo siguiera actuando de la misma manera y cumpliendo sus peticiones.
Su madre ya anciana y con menos energías, seguía sirviéndole como siempre y su sacrificio llegaba a quitarse el pan de la boca para dárselo a su hijo enfermo.
Celio, “el minusválido”, mantenía el control de la casa a pesar de las circunstancias, sin embargo empezó a pensar que pasaría cuando su madre muera?, sus hermanos le ayudarían, ya que siempre lo habían tenido como un simple holgazán? O podría seguir manipularlos en la ausencia de la madre?
Luego de muchos años de ausencia, la preocupación inundo a Celio y no lo dejo dormir. La angustia que se genero en él, lo saco por primera vez de su actitud “queminportista”. Qué haría si nadie lo consideraba luego, al fin y al cabo no había aprendido sino a leer y hace tanto tiempo que no practicaba que ya había olvidado muchas palabras, solo las que frecuentaba en televisión venían a su memoria.
Estaría en capacidad de hacer algún trabajo físico, ya que sus músculos eran fofos y flácidos debido a que nunca hacia algo de ejercicio, entonces empezó a ejercitarse por “si acaso”, a escondidas y a tratar de instruirse en algo que no fuera las telenovelas, a revisar los periódicos y a prepararse en algo en el caso de que las cosas le salieran mal.
Su rutina cambio totalmente, ahora comía menos, cosas más saludables y procuraba hacer ejercicio con frecuencia, ayuda en algunas cosas en la casa y llevaba una vida menos parasita. Un mal día sufrió un mareo que lo hizo caer al piso, sus brazos y sus piernas se hincharon y una fuerte sensación de ahogo lo estremeció, fue llevado al hospital y luego de los exámenes de rigor el médico determino que había sufrido una trombosis arterial, que había terminado en un derrame cerebral.
Al despertarse Celio, se dio cuenta que sus piernas no le respondían y que a pesar de estar totalmente lucido, su cuerpo había sufrido al fin las consecuencias de su vida sedentaria.Ahora si era un minusválido de verdad.

Proverbios, Capitulo 6, versículos del 6 al 11
6 Vete donde la hormiga, perezoso, mira sus andanzas y te harás sabio.
7 Ella no tiene jefe, ni capataz, ni amo;
8 asegura en el verano su sustento, recoge su comida al tiempo de la mies.
9 ¿Hasta cuándo, perezoso, estarás acostado? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
10 Un poco dormir, otro poco dormitar, otro poco tumbarse con los brazos cruzados;
11 y llegará como vagabundo tu miseria y como un mendigo tu pobreza.