La mejor manera de celebrar a Mexico

Mónica Santamarína de Robles
Revista Acción Femenina, México. Sept 2010/año77/948

Estamos todos inmersos en la celebración de los 200 años de vida independiente de nuestro país y del centenario de la Revolución Mexicana. Por todas partes escuchamos de actividades que se están realizando para conmemorar estos dos grandes momentos de la vida de México y, queriendo o no, y aun en medio de dificultades, nos sentimos en cierto modo contagiados de este gran entusiasmo.

Ante este revuelo podemos hacernos dos preguntas: ¿Qué estamos celebrando? y ¿cuál es la mejor manera de hacerlo? Para contestar la primera pregunta debemos hacer a un lado esa actitud tan típica de nosotros los mexicanos que consiste en ver todo lo malo y culpar siempre de ello a otros (especialmente a las autoridades), incapaces de ver todo lo bueno que nos rodea y de proponer soluciones en las que los primeros comprometidos seamos nosotros mismos.

¿QUÉ ESTAMOS CELEBRANDO?

Con un cambio de actitud será mucho más fácil descubrir todo lo que tenemos que celebrar: Primero que nada, somos una nación libre que va caminando, aunque lentamente, hacia la democracia; hoy somos mucho más democráticos que hace tan sólo 22 años. En México podemos denunciar públicamente lo que no nos gusta, gracias a la libertad de expresión que poco a po-co nos fuimos labrando. Somos libres de profesar y practicar la religión que elegimos, después de luchas internas que costaron mucha sangre. Aunque deficiente, la gran mayoría de nuestros niños ya tienen acceso a una educación primaria y secundaria gratuita. Cada vez son menos los niños que se mueren de enfermedades curables y cada vez más las personas que tienes acceso a servicios públicos de salud. Cada vez más mexicanos tiene acceso a los avances de la tecnología en comunicaciones, etc. etc.

Por otro lado, ¡qué decir de nuestra gente! Los mexicanos podemos tener muchos defectos, pero también somos alegres, hospitalarios, solidarios cuando la ocasión lo amerita, piadosos, ingeniosos, etc. Hemos construido en estos dos siglos una cultura propia muy rica y variada. Nuestras tradiciones, música, bailes, arte y comida son más apreciadas y gustadas en el extranjero que por nosotros mismos. Y qué decir de nuestras montañas y volcanes, de nuestros lagos y mares, de nuestras playas, nuestras alegres ciudades y bellos pueblos…

Hemos dado al mundo grandes hombres y mujeres en todas las áreas: grandes poetas y escritores como Sor Juana Inés de la Cruz y Octavio Paz; grandes científicos como Guillermo González Camarena, inventor de la TV a color y Mario Molina, premio Nobel de química: grandes deportistas como Hugo Sánchez, futbolista y Lorena Ochoa, la mejor jugadora de golf en el mundo por varios años. En fin, la lista es enorme, pero sobre todo tenemos miles y miles de héroes y heroínas anónimos que dan la vida, día a día, por su familia y por los demás.

Finalmente tenemos lo más importante de todo, nuestros valores. El primero que destacaría es el valor de la familia, hoy tan atacado. La familia mexicana, a diferencia de la familia en otras partes del mundo, es una familia todavía unida que reconoce la labor fundamental de la madre; que, en lo general, respeta y cuida a sus ancianos, que promueve la ayuda entre sus miembros y que aprovecha cualquier ocasión para reunirse en festejos. Otro valor fundamenta! del mexicano es su vida de fe, alimentada por la devoción mariana y la religiosidad popular. Esa vida de fe ha sido uno de los pilares de esta gran nación de la que formamos parte.

¿CUÁL ES LA MEJOR MANERA DE CELEBRARLO?

Ahora podemos hacernos la segunda pregunta: ¿Cuál es la mejor manera de celebrar estos aniversarios? La mejor forma de hacerlo es aprovechar la ocasión para hacer un alto en el camino y voltear hacia atrás. Ver el camino avanzado y lo que nos falta por andar. Analizar los aciertos y reconocer los errores. En otras palabras, aprovechar el momento para rectificar el rumbo y retomar con energías la ruta hacia la construcción de una patria plenamente libre y democrática en la que todos tengamos acceso a las condiciones indispensables para llevar una vida digna. Un país en el que las oportunidades de crecimiento y desarrollo estén al alcance de todos. Un país en el que la gente pueda vivir en paz.

Sin duda son muchos los problemas y los retos que hoy enfrentamos. Pero también es mucho lo que tenemos para salir adelante. Por qué no recargar pilas, hacer a un lado la desilusión y el desánimo y empezar esta nueva etapa de México con un compromiso personal más concreto. Por qué no, por ejemplo, empezar por algunas de las siguientes actitudes:

ü Buscar hacer cada vez mejor nuestro trabajo, haciendo a un lado la «ley del menor esfuerzo».

ü Reconocer objetivamente las bondades de México y hablar de ellas.

ü Ser objetivos al criticar a nuestro país, siempre tratando de descubrir qué podemos hacer nosotros para ayudar a mejorarlo.

ü Darnos la oportunidad de conocer mejor nuestra historia, nuestras costumbres, nuestro arte, etc.

ü Defender a capa y espada los valores que tanto nos han engrandecido y que ahora están amenazados.

ü En lugar de criticar la corrupción, negarnos sistemáticamente a caer en ella y empezar a vivir la cultura de la denuncia.

ü En lugar de poner mil excusas para no pagar impuestos, empezar por pagarlos y vigilar y exigir que se haga buen uso de ellos.

En fin, son muchas las cosas que se me ocurren y no acabaríamos. Lo importante es que tú y yo reconozcamos lo grandiosa que es nuestra nación y descubramos lo que cada una podemos hacer para mejorarla. Descubrirlo y llevarlo a la práctica es el mejor regalo que podemos hacerle hoy a México y a los mexicanos. ¡Felicidades!