LA CRUZ Y EL ICONO DE LA VIRGEN, DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD, HIZO SU VISITA A LA PARROQUIA JESUCRISTO REDENTOR DE GUADIX

La cruz y el icono de los jóvenes
La cruz y el icono de los jóvenes

Siguiendo el itinerario previsto de la Cruz y el Icono de la Virgen, que el Papa Juan Pablo II entregó a los jóvenes para que la llevaran por todo el mundo, el día 28 de Mayo a las 4 de la tarde llegó a la parroquia Jesucristo Redentor. Los asistentes, en su mayoría jóvenes y adolescentes que portaban la cruz y el icono de la Virgen, oraron al Señor, ante el signo de la cruz, con las oraciones que se iban proclamando.
La 1ª oración para rogar a Dios por el mundo académico fue proclamada por Antonio Martín Morillas, profesor del CETEP de Guadix.

ORACIÓN

 

«Señor, buscar la verdad con la mente es una CRUZ dura, a veces muy dura Señor… ¡Tú lo sabes bien! La finalidad del mundo académico, y de los que estamos en el mismo, es responder a la pregunta ¿Qué es la verdad?, a la que TÚ mismo fuiste sometido antes de la CRUZ. Búsqueda de la VERDAD y CRUZ van de la mano y también van de tu mano.
Nos exige y nos exiges, para buscarla, abandonar seguridades, poner en movimiento nuestro interior y atención, mucha atención, al exterior. Solo «quién busca haya y al que llama se le abre»

Nos exige y nos exiges libertad para transitar los caminos en donde se puede encontrar y por donde también nos podemos perder, pero siempre en la confianza de tener «la casa del Padre» para volver, encontrar los brazos abiertos, las sandalias preparadas, el ternero cebado, sin miedo.
Nos exige y nos exiges hablar menos y reflexionar más, opinar menos y fundamentar mejor tras la lectura y el estudio para intentar decir de lo significativo, de lo profundo, de lo que merece la pena, porque afecta a lo más humano de lo humano, ¡por eso te encarnaste!
Nos exige y nos exiges honradez frente a la frivolidad, autenticidad para tantear las propias dudas sin encubrirlas.
Nos exige y nos exiges sinceridad para no elaborar propuestas «tomando tu nombre en vano», sinceridad para no utilizar lo más sagrado en provecho e interés propio, sinceridad porque todo lo que descubre a la vez también encubre. El trigo y la cizaña crecen juntos.
Nos exige y nos exiges cordialidad. Sin entrañas de misericordia no hay verdad. La verdad cordial, aquella que se propone con simpatía, a tu modo, seduciendo por lo que de justo, de noble, de digno, de genuinamente humano y divino encierra, sin ropajes que la disfracen y sin decorados que la oculten.
Nos exige y nos exiges palabra. Palabras para nombrar lo que cada uno experimenta, intuye, siente. Poner palabras para comunicarnos con nosotros mismos, con los demás, contigo, palabras para poder «dar razones de nuestra esperanza a todo el que nos la pidiere»
Ayúdanos, Señor, a llevar la cruz de la búsqueda de la verdad que llena de sentido la vida, la verdad que nos salva, la VERDAD de ti…», por todo esto:
“Transforma mi mente, Señor, según Tú quieres, para descubrir que soy tuyo. Sólo Tú, mi Señor, puedes renovar, mi alma, te buscaré a Ti, mi Dios, con todo mi corazón”.
La 2ª oración para pedir a Dios para que los cristianos se formen y puedan dar razón de su esperanza fue proclamada por José Rivera, maestro jubilado

ORACIÓN

«Formarnos, madurar, crecer en la fe es parte de la CRUZ y por eso salva. La fe de un niño vale para un niño, pero es insostenible en la madurez.
Hay mucha CRUZ en aquellos que dejan de creer, porque de adultos no les vale lo que recibieron de niños…
Hay mucha CRUZ en la soledad del que quiere creer maduramente y no encuentra espacios para recrear la fe de otro tiempo que no le sirve para este tiempo…
Hay mucha CRUZ en la orfandad de referencias de fe adulta, aquella que cree por sí misma y que se atreve a pensar por sí misma…
Hay mucha CRUZ cuando se apuesta por formarse en una Vida Cristiana para el Siglo XXI y la Comunidad Eclesial se instala en la nostalgia institucional de otro siglo que no es este.
Hay mucha CRUZ entre esa doble pertenencia al mundo de hoy, al hombre de hoy, al único mundo real que existe y la pertenencia a la Iglesia que, por ser también tan real, no se distingue de este mundo…
Hay mucha CRUZ, ¡demasiada cruz Señor!, entre lo que somos y deberíamos ser, entre lo que aparentamos, entre lo que decimos y hacemos…
Hay mucha CRUZ, ¡demasiada cruz Señor!, cuando se despiertan esperanzas para que nos formemos, crezcamos, maduremos la fe y, tras todo eso, tras un inmenso esfuerzo, crisis, tiempo, angustias e incertidumbres, emerge la decepción, la tristeza, el desaliento, al experimentar que no se nos quiere así, que los cristianos maduros siempre han sido críticos y han molestado y que, probablemente, hoy también sea así.
Ayúdanos a madurar en la Iglesia y para la Iglesia, ayuda a tu Iglesia a crecer sin miedo a la formación para entender y vivir mejor lo que dicen las Escrituras de ti, para entender y vivir plenamente desde Ti en este mundo que es tu mundo». Por todo esto te decimos:
“Yo quiero ser, Señor, amado como el barro en manos del alfarero, toma mi vida, hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo”.
La 3ª oración pidiendo al Señor para que los que creemos en Jesús pongamos en práctica el mandamiento del amor fue proclamada por Dori Morillas, directora de Cáritas

ORACIÓN
«¿Dónde te podemos buscar a Ti, Señor, para adorarte, para alabarte, para mirarte, porque sólo lo queremos hacer contigo…
Es una cruz adorarte en los pobres, en los parados, en los ancianos frágiles y solos, en los niños que por lotería biológica o social parecen predestinados a no llegar a ser lo que están llamados a ser, en los más vulnerables por cualquier condición…
Es una cruz nuestra mirada para descubrirte, que TÚ nos sabrás perdonar. Es una cruz la mirada complaciente a imágenes construidas por nosotros, sin vida, bellas, muy bellas estéticamente, pero incapaces de dar y recibir afecto; caras, muy caras económicamente, pero que nunca se quejan de la injusticia; entusiasmantes, emocionantes, congregantes de muchos, pero sólo a ratos y sin que nos lleven a lo que simbolizan.
Donde realmente te podemos mirar porque estas encarnado y eres real es en la imagen del prójimo anónimo, herido en la cuneta de la vida.
Es una cruz nuestra alabanza al poder, al Yo, a lo formal sin contenido, que TÚ nos sabrás perdonar.
Es una cruz que no alabemos la caridad vivida en cada hogar y en cada rincón del alma
Es una cruz que no alabemos la caridad de todos los que comparten su tiempo, su dinero, su saber, su afecto, su piel
Es una cruz que no alabemos la oportunidad de organizarnos más y mejor, como Iglesia, para vivir la caridad. Si la fe vivida en la intimidad más intima nos exige una caridad anónima, «que no sepa la mano izquierda lo que hace la derecha», la fe expuesta en público exige una caridad pública.
Es una cruz, Señor, presentar públicamente al mundo imágenes de lo que creemos y no poder mostrar públicamente la caridad organizada, instituida, con la misma proporción y coherencia.
En Cáritas nos entusiasma tu CRUZ, tanto como nos escandaliza el escándalo de un sufrimiento evitable que dejamos que permanezca, el escándalo de una pobreza evitable, al olvidarnos de tu justicia, el escándalo de una política que secuestra el servicio por el poder, el escándalo de lo superfluo en lo religioso que provoca la incredulidad y la indiferencia cuando se invita a creyentes y no creyentes a compartir con los que menos tienen.
Ayúdanos Señor a la alabanza, a la adoración, a la mirada que emerge de la caridad donde te podemos reconocer, pues «cuando lo hicisteis con uno de estos lo hicisteis conmigo». Por todo esto afirmamos: “No adoréis a nadie, a nadie más que a Él. Porque sólo El nos puede sostener. No alabéis a nadie…. No miréis a nadie…. No busquéis a nadie…”