Hoy no es un día especial

Gotitas
Gotitas
Hoy no es un día especial

Hoy no es un día especial, pero créeme
que es un verdadero milagro abrir los ojos,
y ver que a través de ellos entra la luz,
y puedo apreciar un maravilloso día de sol.

Tampoco es ningún acontecimiento fuera de serie
el hecho de que, cuando desperté, pude ponerme en pie,
firmemente, para acudir a la cita obligada en el baño.
No fue nada excepcional, pero
¡qué extraordinaria coordinación de movimientos
fue lavar mis dientes, limpiar mi cuerpo,
secarlo y todo eso mientras al mismo tiempo
yo pensaba en la cantidad enorme de cosas
que tendría que hacer en el día de hoy.

Aún más, luego de cubrir mi cuerpo
con la ropa que pude elegir en mi plackard,
me dirigí a la cocina, pues también tuve que decidir
con que me iba a desayunar este día.
Tomé una taza de leche, que probablemente
tuvo que viajar grandes distancias para llegar
hasta mi casa; café que seguro es el fruto del trabajo
de muchos hombres que probablemente no recibieron
el justo pago por sus esfuerzos; una feta de jamón,
que costó quién sabe cuánto tiempo diseñar y fabricar;
una feta de queso fresco, ¡ah! y hasta me di el lujo
de rechazar una taza de avena, porque no quiero engordar.

A esas horas, cuando me divertía quitándole
el borde al pan integral que habría de comer,
mucha gente no ha tenido la oportunidad
de probar bocado; miles de niños no han saboreado
nunca un vaso de leche; numerosas madres sufren
por no poder alimentar a sus hijos; millones de personas
yacen tiradas en hospitales, en casuchas, en contendores
y parques, sufriendo pobreza espiritual y material,
llevados de la mano de la falta de educación e ilusiones.

A esas horas, mi querido amigo, tú ni siquiera
habías pensado en esa posibilidad.
Claro, cuando uno no sufre de algo es muy difícil
reparar en estos «pequeños» detalles.
¡Cuánto nos quejamos de nuestras vidas!

Como verás, despertarme no ha sido
nada extraordinario, pero ¡cuán maravilloso
es recibir la oportunidad de un nuevo día!
Una oportunidad única, irrepetible, llena
de pequeños e inestimables milagros
por los cuales hoy, aunque todavía
no he salido de la casa,
debo darle las gracias a Dios…