Faustino: un ejemplo que nos interpela hoy

(Desde El Cañamelar, José Ángel Crespo Flor).- José María Salaverri, biografo de Faustino, recientemente proclamado ‘venerable’ por Benedicto XVI, fue quien presidió la Misa en Acción de Gracias por tan importante acontecimiento eclesial. Misa que se desarrolló en la capilla del Colegio El Pilar de Valencia donde Faustino acudió con regularidad hasta que la enfermedad le imposibilitó cualquie tipo de movimiernto.

La capilla del Colegio, que fue donde se desarrolló la ceremonia, presentaba un gran aspecto y auque no se pudo llenar -llovía muy fuerte- sí que fueron muchos los que quisieron estar presentes en tan importante jornada eclesial en la que se iba a dar gracias por esta oficialidad de las virtudes heroicas de nuestro nuevo ‘venerable’.

Salaverri, que conoce mejor que nadie las virtiudes de Faustino, profundizó en su gran ejemplo y en la actualidad de sus escritos y animó a los presentes a que los cultivasen para ver un día en los altares a ‘nuestro Faustino’ aunque dejó muy claro que «eso será cuando Dios lo disponga, ni antes ni después; solo cuando Él lo quiera, si es que definitivamente lo quiere».

Lo que nadie pone en duda es que a Faustino todo el mundo lo quiere y aprecia. Nadie lo pone en duda y todo el mundo quiere acercarse a sus profundos criterios, muchos de ellos plasmados en brillantes escritos y dulces pensamientos «porque Faustino ahora ya no pertenece ‘sol0’ al colegio o a la diócesis sino que abarca mucho más. Y como botón de muestra están las diferentes ediciones que se ha realizado de sus escritos»

Les dejo ahora con una oración que, al decir de José María Salaverri, quien mejor conoce al joven ‘venerable’, se debe al mismísimo Faustino de ahí su importancia y valor. Oración que la hago publica para que la hagan de ustedes, la mediten y sobre todo, la pongan en su cabeza para degustarla, paladearla y hacerla vuestra porque yo ya la he hecho mía. El texto en cuestión dice:

Oh buen Jesús te pido por el amor
con que amas a tu madre
que yo la ame de veras
como Tú la amas y quieres que se la ame.

Eres verdaderamente maravillosa, María.

Tu vida no es mas que un caudal
de luz y de gracia.

Desde que Dios te puso en el mundo
toda radiante de belleza,
sin ninguna señal de pecado
hasta el glorioso día que fuiste llevada
a los cielos para ocupar el trono de Reina
al lado de tu Hijo triunfante.

Toda tu vida es una continua aceptación
a la voluntad de Dios.

Cuando Dios envió a su ángel tú respondiste:
«Hágase la voluntad de Dios».

Tú sabías lo que te esperaba.

Enormes sufrimientos
cuando todos aquellos hermanos de Jesús
lo mataron y destrozaron en la cruz.

Tú, a pesar de todo,. aceptas.

Eres maravillosa, María, Madre mía.

Faustino

HOMILÍA 3 marzo 2010 ( En el aniversario de Faustino)

Queridos amigos todos:
Lo primero que se me ocurre al empezar es recordar que hace 48 años me despedí de Faustino y todavía tengo grabada su última sonrisa.

Quiero ante todo daros las gracias por haber venido a esta celebración de acción de gracias de toda la Familia Marianista con motivo de la Declaración de Faustino como Venerable.
Dar las gracias

¿De qué vamos a dar las gracias? Me gustaría precisar bien de qué queremos dar gracias a Dios. ¿De que el Colegio del Pilar tenga un antigua alumno próximo santo oficial? ¿De que la Familia Marianista pueda estar orgullosa de un miembro suyo maravilloso? ¿De que la diócesis de Valencia podrá tener el santo más joven de su historia? Comprendo que es legítimo estar santamente orgullosos de este pequeño miembro de nuestra familia diocesana y marianista… Pero me parece que lo esencial no está ahí: lo esencial es dar gracias a Dios por las maravilla que El como Padre, como Cristo y como Espíritu Santo ha hecho en la vida y en el alma del pequeño Faustino. Porque debemos recordar que la santidad la hace Dios. ¿Qué hizo entonces Faustino para merecer esta distinción de la Iglesia universa? Una cosa aparentemente sencilla: abrir de par en par su persona entera a esa acción de Dios. Decir SI a todo lo bueno que el Señor le propuso. Su lema fue decir sí a todo lo bueno… En todos los momentos clave de su vida dejó entrar al Señor: cuando le sugirió la idea de rezar el rosario cada día, cuando le pidió ser marianista, cuando llegó la enfermedad, cuando le llamó a su encuentro… Faustino ha sido siempre un Si… con la sonrisa en los labios.

Virtudes heroicas.

Unas palabras que nos cuesta entender. ¿Qué cosas tan heroicas hizo Faustino en su vida? Estamos acostumbrados a los héroes de acciones heroicas. El que entra en una casa en llamas para sacar a un niño, el que se echa al agua para salvar a alguien que se ahoga, el que se pone desarmado delante de un tanque para parar una tropelía… y en lo cristiano el mártir que por no renegar de su fe se deja matar… Todo eso son acciones heroicas…
La virtud se refiere, no a un acto, sino a actos repetidos, habituales. En la monotonía de cada día. No siempre es fácil mantenerse fiel día tras día a compromisos del bautismo por ejemplo. Y además hacerlo con alegría… Eso es difícil -bueno, con la ayuda de Dios todos podemos– que eso difícil de cada día nadie lo ve. Faustino fue fiel rezando su rosario cada día, fue siempre servicial con todos, supo no quejarse durante su enfermedad pensando más en los demás que en sí, supo no criticar a los demás, supo sonreír incluso cuando sufría. Nunca olvidaré la última sonrisa de Faustino cuando me despedí de él el 3 de marzo… ¡Y vaya si lo estaba pasando mal!
Es curioso cuando alguien es continuamente antipático…. Todos nos damos cuenta. Cuando es bueno, nadie. Por eso los santos –que hay muchos más que los oficiales- pasan desapercibidos.

¿Qué nos dice Faustino hoy?

Nos recuerdas que todos podemos y debemos ser santos. Lo recordó el Concilio vaticano II, pues lo tenemos muy olvidado. Nos recuerda que no es una meta imposible. Que podemos serlo en nuestra vida ordinaria, cada cual a su estilo. Que un chico de 16 años puede llegar a santo en sus circunstancias tanto como san Francisco Javier en las suyas.

Ya he dicho que a los santos los hace Dios… si se dejan. ¿Nos dejamos? Para ello hace falta abrir la puerta de nuestro corazón, ser conscientes de la suerte que tenemos al ser cristianos. Faustino fue muy consciente de eso. Como María en la Anunciación dijo: SÍ a todo lo que Dios le pidió. Y en él se cumplió lo que dice san Pedro en la primera lectura: Jesucristo…”sin haberlo visto lo amáis

y, sin contemplarlo todavía creéis en él
y así os alegráis con un gozo inefable y radiante,

alcanzando así la meta de vuestra fe:

la salvación de vuestras almas”. .

Esto se cumplió en la vida de Faustino: sin verlos Jesús y la Virgen fueron una presencia constante en su vida. Hablaba con ellos como si los tuviera delante. Y esa amistad le dio fuerzas para aceptar la enfermedad y el sufrimiento dando la cara, luchando hasta el final por la vida, pero al mismo tiempo sabiendo que el sufrimiento no es algo puramente negativo cuando se lo asocia al sufrimiento de Cristo en la cruz. “Virgen María, escribe en su diario, hazme comprender el valor del sufrimiento.” Lo comprendió y eso dio una dimensión de salvación a su vida sencilla de joven cristiano normal.

Faustino contagia:

Lo más maravilloso de todo es el poder de atracción que tienen los santos (incluso los santos no canonizados, los del 1 de noviembre)… Contagian. Lo he comprobado desde que escribí su biografía. Quien le conoce tiene ganas de ser mejor. En este sentido estoy convencido que Faustino está siendo desde el cielo el misionero que no pudo ser en la tierra. “Leído ‘Tal vez me hable Dios’… Es una joya de libro. Hay libros muy interesantes, otros entretenidos, otros de gran valor histórico o cultural, otros de exquisita redacción, pero de poco libros se puede decir que cuando uno los lee, no puede menos que intentar ser mejor persona. Este libro es uno de esos.”

Que conste que esa es mi gran alegría. Sé que hace falta un milagro físico para proclamarlo Beato… Sé que cuando el Señor quiera llegará. Pero mi gran alegría es que Faustino, como decía su admirado padre Chaminade, “está multiplicando cristianos”. Estoy convencido que ese es el mejor milagro. Como decía un ‘santo’ de los que nunca serán beatificado, porque por las circunstancias nunca pudo bautizarse, Enrique Bergson:
“¿Por qué los santos tienen imitadores, y por qué los grandes hombres buenos han llevado tras ellos multitudes? Nada piden, pero obtienen. No necesitan exhortar, les basta existir, su existencia misma es un llamamiento.”

Pero hace falta que alguien ponga en circulación su existencia. Los dé a conocer. Por eso Faustino necesita manos que lo lleven a otros. De lo demás, ya se encargará el Espíritu Santo y él. Esas manos pueden ser las nuestras. Os invito a sembrar vidas de santos primero en vuestro corazón y luego alrededor vuestro. Es una manera formidable de evangelizar.