El Abecedario de Dios

Retiro de niños
Retiro de niños
El Abecedario de Dios

Eran obreros del barrio más pobre de Río de Janeiro los que se habían reunido aquella noche con un solo propósito: Celebrar la Navidad.
La fe, siempre está viva en el corazón de los hombres, dijo el sacerdote, cuando de pronto se vio interrumpido.
Con pasos firmes, llegó frente el altar y dijo gritando… A, B, C, D,…
Era un niño el que perturbaba la solemnidad del oficio. Los asistentes se pusieron algo molestos, pero el niño insistió… A, B, C, D,…
-¡Silencio! – dijo el párroco
El niño pareció despertarse de un trance y miró temeroso a su alrededor, mientras su rostro enrojecía de vergüenza.
-¿Qué haces? -¿No ves que interrumpes nuestras oraciones?
El niño bajó la cabeza y unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas…
-¿Dónde está tu madre? – preguntó el sacerdote. ¿No te ha enseñado a escuchar en silencio?
Con la cabeza baja el niño respondió: Perdóneme padre, pero yo no he aprendido a orar. He crecido en la calle, sin padre ni madre. Hoy es Navidad y tenía necesidad de conversar con Dios, pero no sé cómo hacerlo, por eso sólo digo las letras que yo sé. He pensado que allá arriba, ÉL podría tomar esas letras y formar las palabras y las frases que más le gusten.
El niño avergonzado se levantó y dijo: Perdónenme, ya me voy, no quiero molestar a las personas que saben tan bien cómo comunicarse con Dios.
-Ven conmigo, le respondió el sacerdote y tomando al niño por la mano lo condujo al altar. Después se dirigió a los fieles, invitándolos a orar una plegaria muy especial.
-Vamos a dejar que Dios escriba lo que ÉL desea oír. Cada letra que digamos, corresponderá a un momento del año, en el que logramos alguna meta, o en el que luchamos con coraje para alcanzar un sueño, o simplemente a una oración sin palabras. Le pediremos que ponga en orden las letras de nuestra vida. Vamos a pedirle con todo nuestro corazón que esas letras le permitan crear las palabras y las frases que a ÉL le agraden.
Con los ojos cerrados, el sacerdote se puso a orar y toda la gente repitió:
A, B, C, D,…
“Dios no elige personas capacitadas, Él capacita a los elegidos”