Domingo 13 del Tiempo ordinario

Domingo 13 del Tiempo ordinario

PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy el domingo décimo tercero del tiempo durante el año,

y nos encontramos aquí reunidos para celebrar con fe y esperanza la acción de Jesucristo en nosotros, quien en el Evangelio de hoy nos dirá: «No temas, basta que creas», ya que la confianza total en el Señor y su poder, hace posible el milagro, lo que nosotros vemos como humanamente imposible, y esta fe es la que nos da verdaderamente la paz.

AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

Dios, Creador de todo lo existente, ha creado al hombre para la vida, ya que la muerte no entraba en su designio; pero el hombre, creado para la inmortalidad y seducido por el demonio, ha introducido en el mundo el pecado, y con él. la muerte. Pero Jesucristo se ha hecho hombre para con su muerte y resurrección, devolvernos la vida, no sólo la del cuerpo, sino también la vida del alma, dándonos paso a la vida que dura para siempre.

1ª. LECTURA:
(Sb 1, 13-15; 2, 23-24) (Ver texto)

Dios es el autor de la vida. El hombre, creado a imagen de Dios, participa de esa misma vida. La muerte proviene del orgullo del hombre.

SALMO RESP.:
(29, 2. 4-6. 11-12a. 13b) (Ver texto)

R. Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste.

2ª. LECTURA: (2 Co 8, 7. 9. 13-15)
(Ver texto)

El realismo y el sentido común de Pablo, aparece claramente en la cuestión de la colecta para los pobres de Jerusalén; es conveniente que todo el mundo disponga de los mismos bienes para satisfacer las mismas necesidades.

EVANGELIO: (Mc 5, 21-43) (Ver texto)

En este pasaje del Evangelio se nos muestra, en una narración expresada de una forma muy humana, a Jesús dando vida a la hija de Jairo, mostrando su poder sobre la muerte.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Hermanos, que nuestra oración exprese nuestra firme voluntad de trabajar por el bienestar de todos los hombres, porque ésta es la voluntad de Dios, elevemos con fe y esperanza estas peticiones a nuestro Padre del Cielo.

GUÍA: A cada una de las peticiones responderemos orando:

«SEÑOR, AUMENTA NUESTRA FE»

v Dios, autor de la vida, para que en el Vicario de tu Hijo, hoy Francisco, todos los hombres reconozcamos a quien el mismo Cristo ha designado para guiarla, te pedimos…

v Señor, Rey del universo, para que junto a nuestro Obispo podamos formar una comunidad diocesana firmemente arraigada en el Evangelio y verdaderamente comprometida con su difusión, te pedimos…

v Señor de la historia, porque queremos que todos los habitantes de esta nación seamos capaces de una conversión profunda de nuestros corazones y así Tú vuelvas a ser el fundamente de nuestras vidas y de nuestra moral, te pedimos…

v Dios, rico en misericordia, para que nuestras familias sean solidarias y fraternas con el dolor de tantas familias que hoy están necesitadas no sólo de pan, sino de cultura y de Dios, y así ellas puedan descubrir tu providencia de Padre, te pedimos…

v Padre bondadoso, para que nuestra confianza en el poder de tu Hijo, el Señor Resucitado, nos haga posible lo que consideramos como humanamente imposible, te pedimos…

CELEBRANTE:

Padre nuestro, escucha una vez más nuestra oración. Hágase tu voluntad para que venga a nosotros tu Reino. el Reino de vida y de gracia que nos anunció tu Hijo Jesucristo. Te lo pedimos por Él, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Junto al pan y el vino para el sacrificio, depositemos sobre la mesa del altar, nuestra entrega y total confianza a Aquél que vino para darnos la verdadera vida.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de «El Señor esté con vosotros»)

Dios es fuente, fuerza y camino de nuestra vida. Al darle gracias por su constante donación, pidamos que sepamos abrirnos a Él cada vez más.

COMUNIÓN:

Participar del Cuerpo de Jesucristo significa disponernos a seguir su camino de generosidad, de comunicación de vida. Creemos que este camino -porque es el de Dios- nos llevará de manera segura a la resurrección.

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado,
pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.

DESPEDIDA:

Al volver ahora a nuestros hogares y a nuestras obligaciones diarias, nos vamos con la certeza que al celebrar esta Eucaristía, anunciamos la muerte de Cristo y la nuestra y proclamamos también su resurrección, y la nuestra.