Bastones para el camino hacia la Pascua

Bastones para el camino hacia la Pascua

Miramos la realidad:
Las cosas importantes las preparamos con tiempo. Nosotros queremos preparar nuestro «paso», nuestra Pascua en los cuarenta días que comenzamos. Al comenzar una experiencia de camino hemos de hacer la mochila y tener claro qué elementos vamos a necesitar y qué elementos nos pueden estorbar. Empecemos por ahí.
Escuchamos la Palabra: Mateo 6, 1-6.16-18.
Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Reflexionamos:
Hoy comenzamos un camino, un camino que habrá de llevarnos, si estamos dispuestos vivirlo de verdad, a seguir mejor a Jesús. Hoy comenzamos una camino de revisión, de análisis de nosotros mismos. Vamos a hacerlo «en lo escondido», nos ha dicho Jesús, porque es ahí donde nos verá el Padre. ¿Y qué hacer? Oración, ayuno y limosna. ¿Cómo? Sí. Verás: en estos días, aunque lo tendríamos que hacer siempre, hemos de tener especialmente presente al Señor. Tendremos que dedicarle algún ratito. Esto es la Oración. Por otra parte, o al mismo tiempo, habremos de tener especialmente en cuenta a los demás, dedicándoles nuestra atención, nuestro tiempo, nuestras fuerzas, nuestra ayuda, nuestras cosas. Esto es la Limosna. ¿Deberemos dar sólo de lo que nos sobra? Parece que no, el Señor nos invita a dar incluso lo que necesitamos o nos parece que al menos no nos sobra. Esto es el Ayuno. Privarnos de algo para que los demás se beneficien: tiempo, caprichos, momentos de descanso, … Somos afortunados en muchas cosas, ¿no podremos renunciar a algo para que llegue a los demás?

Oramos:
Señor, es bastante fácil sentir tu llamada
en los acontecimientos de nuestro tiempo
y de nuestro ambiente.
Y es fácil también contentarse simplemente
con respuestas emotivas, compasivas y de desagrado.
Lo que nos resulta difícil
es renunciar a nuestras comodidades,
romper nuestras estructuras,
dejarnos arrastrar por tu gracia,
cambiar de vida, convertirnos.
¡Conviértenos, Señor!

Fuente Arquidiocesis de Merida-Badajoz España