Afirmado para afirmar – Reflexión

Afirmado para afirmar
«Que el Señor los haga crecer para que se amen más y más unos a otros, y a todos, tal como nosotros los amamos a ustedes. Que los fortalezca interiormente para que, cuando nuestro Señor Jesús venga con todos sus santos, la santidad de ustedes sea intachable delante de nuestro Dios y Padre.» 1 Tesalonicenses 3:12-13 (NVI)

¿Cuál es tu oración por los miembros de tu iglesia? O tal vez deberíamos preguntarnos, ¿oramos por los miembros de nuestra iglesia? En estos tiempos donde las reuniones de oración están tan devaluadas y faltamos por cualquier motivo, la oración mancomunada del cuerpo de Cristo está debilitada por nuestra falta de uso.

Es notable como cualquier actividad hoy resulta más importante que nuestra presencia en la reunión de oración. La desestimamos como si fuera solo un relleno semanal del programa eclesiástico de la congregación. Sin darnos cuenta que es una de las piezas fundamentales donde se sostiene el poder y la dinámica de la Iglesia, según lo pensó Dios.

Con excepción de la cena del Señor, donde se recuerda el incomparable sacrificio de Cristo en la cruz, y que fuera instituida directamente por el Maestro, la reunión de oración es una excelente costumbre que impusieron los apóstoles en la iglesia primitiva. El libro de Hechos cuenta en reiteradas oportunidades que la iglesia estaba unánime, orando a Dios. No hubo una iglesia más dinámica y potente que la primitiva. Y su poder radicaba en su constancia en la oración.

Por eso Pablo desafía a los tesalonicenses a replicar ese modelo y rogaba a Dios para que ellos manifiesten el amor de Dios, para que sean fortalecidos en su hombre (o mujer interior) y mantengan una santidad intachable. ¿Orás por estas cosas para que se vean en tu iglesia? ¿Orás para que estas cosas se vean en tu vida?

El resultado de esta oración tan constante, fue que estos hermanos fueron afirmados. Y una iglesia joven y sin experiencia, pudo soportar y vencer las más terribles dificultades. No fue por su extenso conocimiento, ni por su teología profunda, ni por su antigüedad en la iglesia. Su victoria espiritual se debió a la oración poderosa y en conjunto que hacían unos por otros.

¿Puede verse esto en tu iglesia? Si tu respuesta es afirmativa ¡gloria a Dios!, entonces clamá con mayor fuerza para que se mantenga. Pero si tu respuesta es negativa, comenzó a clamar, para que el cambio empiece por vos.

REFLEXIÓN – Afirmate para afirmar.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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