1er Domingo de Cuaresma

DOMINGO Iº DE CUARESMA
Deuteronomio 26, 1-2. 4-10 / Romanos 10, 5-13
/ Lucas 4, 1-13
Salmo Responsorial Sal 90, 1-2. 10-15
R/. » En el peligro, Señor, estás conmigo»

Santoral:
San Cirilo, San Metodio, San Valentín
y San Marón

LECTURAS DEL DOMINGO 14 DE FEBRERO DE 2016

DOMINGO Iº DE CUARESMA

Profesión de fe del pueblo elegido

Lectura del libro del Deuteronomio
26, 1-2. 4-10

Moisés habló al pueblo diciendo:
Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia, cuando tomes posesión de ella y te establezcas allí, recogerás las primicias de todos los frutos que extraigas de la tierra que te da el Señor, tu Dios, las pondrás en una canasta, y las llevarás al lugar elegido por el Señor, tu Dios, para constituirlo morada de su Nombre.
El sacerdote tomará la canasta que tú le entregues, la depositará ante el altar, y tú pronunciarás estas palabras en presencia del Señor, tu Dios:
«Mi padre era un arameo errante que bajó a Egipto y se refugió allí con unos pocos hombres, pero luego se convirtió en una nación grande, fuerte y numerosa.
Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura servidumbre. Entonces pedimos auxilio al Señor, el Dios de nuestros padres, y Él escuchó nuestra voz. Él vio nuestra miseria, nuestro cansancio y nuestra opresión, y nos hizo salir de Egipto con el poder de su mano y la fuerza de su brazo, en medio de un gran terror, de signos y prodigios. El nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra que mana leche y miel.
Por eso ofrezco ahora las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me diste».
Tu depositarás las primicias ante el Señor, tu Dios, y te postrarás delante de Él.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 90, 1-2. 10-15

R. En el peligro, Señor, estás conmigo.

Tú que vives al amparo del Altísimo
y resides a la sombra del Todopoderoso,
di al Señor: «Mi refugio y mi baluarte,
mi Dios, en quien confío». R.

No te alcanzará ningún mal,
ninguna plaga se acercará a tu carpa,
porque Él te encomendó a sus ángeles
para que te cuiden en todos tus caminos. R.

Ellos te llevarán en sus manos
para que no tropieces contra ninguna piedra;
caminarás sobre leones y víboras,
pisotearás cachorros de león y serpientes. R.

«Él se entregó a mí, por eso, Yo lo libraré;
lo protegeré, porque conoce mi Nombre;
me invocará, y Yo le responderé.
Estaré con él en el peligro,
lo defenderé y lo glorificaré». R.

Profesión de fe del creyente en Cristo

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma
10, 5-13

Hermanos:
Moisés escribe acerca de la justicia que proviene de la Ley: «El hombre que la practique, vivirá por ella». En cambio, la justicia que proviene de la fe habla así: «No digas en tu corazón: ¿quién subirá al cielo?», esto es, para hacer descender a Cristo. O bien: «¿quién descenderá al Abismo?», esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos. Pero ¿qué es lo que dice acerca de la justicia de la fe? «La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón», es decir, la palabra de la fe que nosotros predicamos. Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado. Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación. Así lo afirma la Escritura: «El que cree en Él, no quedará confundido».
Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que «todo el que invoque el nombre del Señor se salvará».

Palabra de Dios.

EVANGELIO

Fue conducido por el Espíritu al desierto,
donde fue tentado

a Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Lucas
4, 1-13

Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre. El demonio le dijo entonces: «Si Tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan». Pero Jesús le respondió: «Dice la Escritura:
El hombre no vive solamente de pan».

Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra y le dijo:-«Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero. Si Tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá». Pero Jesús le respondió: «Está escrito:
Adorarás al Señor, tu Dios,
y a Él solo rendirás culto».

Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: «Si Tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito:

Él dará órdenes a sus ángeles
para que ellos te cuiden.
Y también:
Ellos te llevarán en sus manos
para que tu pie no tropiece con ninguna piedra».
Pero Jesús le respondió: «Está escrito:
No tentarás al Señor, tu Dios».
Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de Él, hasta el momento oportuno.

Palabra del Señor.

Reflexión

MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIO
1. Oración y compasión. El evangelio de este miércoles de ceniza presenta las tres herramientas básicas de la conversión: la limosna-servicio a los pobres, la oración-unión con Dios, el ayuno-renuncia a la búsqueda exclusiva del propio bienestar. La oración auténtica debe llevarnos a la compasión hacia el hermano necesitado. Sin oración no hay experiencia de Dios. Entendemos con frecuencia la oración como “pedir” ayuda al Señor cuando estamos en apuros. Orar es, sobre todo, escuchar a Dios, que nos habla a través de su Palabra, de las personas y de los acontecimientos (los signos de los tiempos)
2.- “Misericordia quiero y no sacrificio”. Este es el título del mensaje del Papa Francisco para esta cuaresma. El ayuno era entendido como un signo de penitencia, como un reconocimiento de la distancia entre el hombre pecador y Dios, e incluía «desfigurarse la cara» para subrayar el duelo y el arrepentimiento. Jesús prefiere que sus discípulos se ahorren estos signos externos. Esto será útil sólo si nos hace amar más a Dios y a nuestro prójimo. Recordemos la Escritura: “El ayuno que yo quiero es este: abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que está desnudo, y no cerrarte a tu propia carne”. No se trata sólo de privarse de comer carne, también podemos ayunar de televisión, de tabaco, de fútbol, de ordenador. ¿Para qué? Para ser más libres y dedicar nuestro tiempo al que más nos necesita. Meditemos en las palabras del Papa
3.- Gestos concretos de misericordia. La ayuda al necesitado tiene el problema de la pura y simple ostentación: el rico que muestra su «caridad» y «buen corazón» humillando en definitiva al pobre. Jesús lo critica sin contemplaciones. Dar limosna puede ser relativamente fácil. Quizá tranquilicemos nuestra conciencia, pero esto no es suficiente si no nos mueve el espíritu de caridad que nos hace ser solidarios con el sufrimiento de nuestro prójimo. No basta con dar dinero, también tiempo o cariño o esperanza… Que el signo penitencial de la ceniza sea expresión de nuestro deseo de acercarnos al Señor y a los hermanos. Lo ha recordado el Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma 2016:
“Las obras de misericordia nos recuerdan que nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. En el pobre, en efecto, la carne de Cristo ‘se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga… para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado’… más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe.”

José María Martín OSA
www.betania.es

OBEDECER AL ESPÍRITU, FRENTE A LAS TENTACIONES DE LA CARNE
1.- El Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Jesús siempre actuó movido y dirigido por el Espíritu, sin que esto quiera decir que nunca sufrió las tentaciones de la carne. Jesús, como auténtico hombre que era, tenía un cuerpo físico, una carne, que le pedía satisfacer sus necesidades y gustos, como a cualquier otro hombre mortal. Jesús sufrió las tentaciones de la carne no sólo en el desierto, sino durante toda su vida mortal, hasta el último momento de su vida, ya en el madero de la cruz. Pero, como venimos diciendo, fue siempre el Espíritu el que dirigió su vida, venciendo siempre todas y cada una de las tentaciones que el cuerpo físico y mortal le producía. Por eso, Jesús es, también en esto, nuestro modelo a seguir. Nosotros, los comunes mortales, estamos sufriendo continuamente las tentaciones de la carne, somos personas esencialmente carnales. Pero también somos personas espirituales, porque el Espíritu de Dios, el Espíritu de Jesús, actúa y quiere actuar constantemente en nosotros. Como personas espirituales que somos tenemos obligación cristiana de dejarnos conducir siempre por el Espíritu de Dios, por el Espíritu de Jesús. Esta debe ser nuestra principal lucha y tarea de cada día: obedecer al Espíritu, dejarnos conducir por Él, aunque el cuerpo se oponga y hasta quiera rebelarse contra el Espíritu. Tentaciones de la carne vamos a tener siempre, mientras vivamos, pero si somos dóciles a la voz del Espíritu, podremos asemejarnos a Cristo, ser auténticos cristianos, hijos de Dios, nuestro Padre y Creador.
2. Al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan. La tentación de satisfacer las exigencias y los gustos del cuerpo. Estas tentaciones vienen siempre revestidas de una auto-justificación aparentemente exigente, porque el cuerpo necesita, evidentemente, pan para sustentarse y múltiples cuidados para mantenerse sano y eficaz. La respuesta de Jesús también es evidente: “no sólo de pan vive el hombre”, pero siempre podremos responder nosotros que tampoco sin pan, sin alimento corporal, puede vivir el hombre. En definitiva, de lo que se trata es de saber en cada momento cuáles son las exigencias del cuerpo necesarias y convenientes que debemos satisfacer y cuáles son las exigencias del cuerpo que no debemos satisfacer, porque se trata de exigencias y gustos que son perjudiciales para el espíritu. No siempre es fácil discernir cuándo se trata de exigencias corporales necesarias y convenientes para el cuerpo y para el espíritu y cuándo no. Es una tarea que debemos resolver encada caso con honestidad y conciencia cristiana, obedeciendo siempre al espíritu, para no dejarnos llevar por las tentaciones de la carne. Cristo prefirió pasar hambre, antes que obedecer al diablo.
3.- Si te arrodillas delante de mí, todo será tuyo. Es la tentación del poseer bienes materiales, a costa de cualquier precio espiritual. En nuestro tiempo, el tema de la corrupción social, económica y política es un buen ejemplo para entender esta clase de tentaciones. Arrodillarse ante quien sea, hacer todas las trampas que haga falta, con tal de conseguir llenar las arcas de nuestro orgullo y de nuestra ambición. Por lo que se ve, es una tentación en la que es fácil caer y en la que de hecho caen muchas personas. Nosotros, como cristianos, además de condenar resueltamente la corrupción venga de donde venga, debemos examinarnos a nosotros mismos en nuestro diario vivir y actuar. Los bienes materiales deben estar siempre al servicio de los bienes espirituales y la obediencia al espíritu debe frenar y, en todo caso, dirigir nuestra tentación de poseer. El ser debe ser puesto siempre por encima del poseer. Cristo rechazó el poder del mundo, para poder seguir siendo siervo e Hijo de Dios.
4.- Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “encargará a los ángeles que cuiden de ti”. La tentación del orgullo y la vanidad, una tentación que todos sufrimos desde que nacemos. Todos queremos que nos quieran y que nos valoren y, más de una vez, para conseguir esto nos comportamos con hipocresía y poca sinceridad. De todos modos, esta tentación mientras no vaya en perjuicio de los demás puede no ser demasiado grave. Es el caso de las pequeñas mentiras que decimos para caer bien. Pero cuando por orgullo y vanidad hacemos daño al prójimo estamos haciendo algo realmente malo. Todos los milagros y obras grandes que hizo Jesús fueron hechos para hacer el bien a los demás, no para engrandecer su fama y popularidad. Como cristianos debemos pensar que Dios nos ha enviado a este mundo, antes para servir a los demás que para ser servidos por ellos.

Gabriel González del Estal
www.betania.es

DEMONIOS DE CADA DÍA
Comenzamos, hermanos y amigos, el viaje hacia la Pascua. No olvidemos que la Santa Cuaresma, en sí misma, no tiene sentido. Es una señal de tráfico que nos indica la ruta para que lleguemos a la meta que es la Pascua. La cuaresma es indicador pero, la razón de ser, es Cristo con su muerte y resurrección.
1. Iniciamos estos días movidos por un gran interés: queremos vivir y seguir los pasos de Jesús con cierta profundidad, conocimiento y coherencia. Para ello, con el ayuno, la oración o la limosna, comprenderemos que –ser amigos de Jesús– implica ser más sobrios, entrar en comunión con Dios y compartir, en la medida de nuestras posibilidades, aquello de tengamos con aquellos otros hermanos que no disfrutan del mismo bienestar que nosotros. ¿Seremos capaces de sensibilizar y disponer nuestro corazón ante el paso del Señor?
2. Tentaciones, como todo ser humano, van a salir a nuestro encuentre de una forma voraz:
-Tentación de abandono. ¿Por qué creer en un Dios que nunca hemos visto? ¿No es más fácil doblegarnos ante esos otros “diosecillos” que el mundo nos hace atractivos a través de la televisión, el poder, el dinero, el placer u otros tantos fuegos de artificio?
-Tentación a la superficialidad. A quedarnos en el pan de cada día. A confundir, las piedras que sustentan el edificio del mundo, con lo verdaderamente sólido y fundamental. ¿Prima más en nosotros las piedras de cada día o la fuerza que nos infunde Dios cada jornada? ¿Qué permanecerá el día de mañana, las grandes ciudades que edificamos los humanos, o la gran patria celestial que Cristo nos adelanta en su Evangelio?
-Tentación a lo básico. A conformarnos con lo que vemos y tocamos. Llevamos una vida endemoniada y, en esa vida endiablada, se nos cuelan multitud de demonios que nos ofrecen suculentas felicidades, aparentes manjares. Hoy, constantemente, desde el gran alero de la sociedad caprichosa y hedonista, se nos conmina al abandono de Dios, a emborracharnos de los licores del mundo en detrimento del alimento de la fe, a desertar de la familia de la Iglesia instándonos a abrazar otras realidades que, a la vuelta de la esquina, dejarán de existir.
-Tentación a la idolatría. A cobijar en nuestro corazón y en nuestros pensamientos, en nuestras familias y en nuestras actitudes, otros dioses que nos exigen ausencia de ética y de moral, vacío de fe o de total renuncia a nuestras convicciones religiosas. ¿Qué dioses habitan en nuestro corazón? ¿Qué tenemos colgado en las paredes de nuestras casas? ¿Cruces o simples cuadros? ¿Referencia a Dios o ídolos de la canción sugeridos por la moda?
3.- La cuaresma, aunque en sí misma no es un fin, nos ayuda a instalar a Dios en el corazón de nuestra vida. A recuperar el gusto por la oración. A acompañar a Cristo, que con su cruz, asume la realidad doliente del mundo. En el Año de la Misericordia no podemos de dejar de mirar a ese Monte Santo (Calvario) donde Dios nos mostrará los quilates de su amor, entrega, obediencia y humildad.
¿Haciendo tanto como hizo Dios por nosotros, podemos consentir que los demonios que viven junto a nosotros nos confundan, desvirtúen, paralicen o dinamiten nuestra fidelidad cristiana? Cuaresma de la misericordia. Dejemos, del corazón, la mejor parte para el Señor.

Javier Leoz